La matanza tradicional parece perder interés entre los extremeños. Al menos eso indican los datos que maneja el Servicio de Seguridad Alimentaria de la Junta, que asegura que en la pasada campaña se celebraron 17.223 matanzas domiciliarias, en las que se sacrificaron 41.156 cerdos, lo que supone un descenso del 35% con respecto al 2001, una tendencia que se repite desde hace tres años.

Para Jesús Gómez Encinas, jefe del servicio, el descenso progresivo en el número total de declaraciones de matanzas puede deberse a causas sociales y económicas. "Ancestralmente la matanza domiciliaria tenía un objetivo fundamental, disponer de carne para el invierno, porque entonces suponía una necesidad. Pero desde hace años esa necesidad no existe y se pueden comprar productos cárnicos en cualquier sitio", advierte Gómez Encinas.

DIFICULTADES

A ello añade la dificultad y el coste que supone para una persona mantener un cerdo para matanza, otro de los factores que, a su juicio, están originando que esta tradición "se esté convirtiendo en una cuestión de tipo lúdico". No obstante, Gómez Encinas incidió en que pese a la tendencia detectada, el número de matanzas continúa siendo elevado.

Estos datos se dieron a conocer ayer en la presentación del primer Simposio Nacional de Zoonosis que se desarrollará en Cáceres los días 14 y 15 de noviembre, en el que se abordarán las enfermedades infecciosas que transmiten los animales a las personas.

El director general de Consumo y Salud de la Junta, Pedro García Ramos, destacó el gran esfuerzo que se ha realizado en los últimos años en el control de estas enfermedades, lo que ha provocado un importante descenso en el número de contagios.