La obesidad se ha convertido en una pandemia silenciosa. Puede definirse como la acumulación excesiva de grasa y produce un aumento del peso corporal con impacto negativo sobre la salud. Es factor agravante de otros muchos otros problemas de salud como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. También multiplica hasta por siete el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer (útero,mama o tiroides, entre otros). La obesidad puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en diez años.

En los niños y niñas el problema es especialmente preocupante por sus consecuencias, aunque Extremadura tiene una posición mucho mejor que la mayoría de Comunidades Autónomas. Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 40 millones de niños y niñas menores de cinco años tenían sobrepeso en 2011 y la prevalencia será del 11 % a nivel mundial en 2025, unos 70 millones.

Otro dato: en la Unión Europea, el 52 % de la población adulta tiene exceso de peso y el 17 %es obesa. Además afecta a todos los grupos de población en diferentes grados. En España, a tenor de los datos de la Encuesta Nacional de Salud 2017, la obesidad se situaba, para población mayor de 18 años, en el 17,4 %. Si se suma el sobrepeso y la obesidad el porcentaje es del 54,5 %. Al contrario de lo que sucede en edad infantil, en adultos, en Extremadura, la situación es peor que la media estatal.

VARONES, MÁS AFECTADOS

La obesidad siempre tiene más incidencia en varones, tanto en niños/as como en adultos. Así, en Extremadura la padecen un 22% de hombres frente a un 15% de mujeres, y en el conjunto de España afecta a un 18% de la población masculina y un 16% de la femenina. También los varones de 2 a 17 años son más afectados que las chicas de esas edades, según datos de la Encuesta Nacional de Sanidad publicada en julio de 2018. Entre los factores que se asocian a la obesidad destacan los relacionados con los malos hábitos en alimentación y con la falta de actividad física, no desayunar a diario, o utilizar televisión, ordenador o videojuegos en el dormitorio.

La preocupación por la prevalencia de la obesidad se debe sobre todo a su asociación con las principales enfermedades crónicas de nuestro tiempo: cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer.

En los adultos, la obesidad está asociada también a otras patologías, como las enfermedades respiratorias y la artrosis. Pero es en los niños/as y adolescentes donde el problema se hace más grave ya que, de no tomar medidas a tiempo sobre sus hábitos, hay una alta probabilidad de que el niño/a obeso se convierta en un adulto obeso.

Actualmente las medidas frente a la obesidad se contextualizan en el Plan Estratégico que lleva por nombre ‘Comer poco es un problema, comer mal, otro añadido’- Plan para la Promoción de la Alimentación Saludable y del Ejercicio Físico en Extremadura 2015-2019.

Eulalio Ruiz Muñoz, médico de la Dirección General de Salud Pública del SES, explica que lo más preocupante es la obesidad infantil y juvenil, porque los niños/as obesos de hoy serán probablemente los adultos obesos y con patologías como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y cánceres.

El doctor Ruiz hace hincapié en el ejercicio físico. En adultos, al menos son necesarios 30 minutos diarios para mantenerse. Si se quiere bajar hay que aumentar el tiempo. En niños/as por encima de 5 años el tiempo debe oscilar entre 60 y 90 minutos. «Lo mejor es que se incluya el ejercicio físico en las actividades de la vida diaria, como recomienda la OMS. Por ejemplo, subir por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor. El ejercicio físico es beneficioso a cualquier edad, pues mejora todos los elementos que definen la calidad de vida. En alimentación estamos haciendo además un gran esfuerzo por evitar el azúcar y los alimentos ultraprocesados que tienen mucha sal, grasa y azúcar. La OMS hizo en mayo 2018 una declaración para que se eliminen de la cadena alimentaria las grasas hidrogenadas, que se están sustituyendo por azúcar en algunos casos, lo que no es bueno», por ello se está trabajando con otras Comunidades en la reformulación de los alimentos procesados, «que son los más peligrosos», concluye.