No parece muy habitual que la mayoría de ministros europeos vean a menudo comer bellotas a los cerdos o pastar a las ovejas en una dehesa; más normal se antoja que hayan probado en más de una ocasión el jamón ibérico y regado el paladar con buenos caldos. Pués de todo eso se están empapando las delegaciones ministeriales desde que llegaron el domingo a Mérida, lugar en el que mañana se produce la única reunión al uso de todos para hablar del futuro de la PAC, que tanto preocupa a quienes producen esos manjares y trabajan las explotaciones como las que ayer pisaron.

Esta forma de trabajar no gusta al presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, que ayer criticó la agenda de la reunión de los ministros, porque en su tres días de duración sólo habrá tres horas de reunión y porque su contenido está alejado de la realidad del campo extremeño. A su juicio, los ministros visitaron ayer una finca "rentable" (la llamada San Rafael), cuando deberían haber ido a las 11.000 explotaciones que han cerrado en los últimos tiempos o a zonas, como en las que se cultiva el tabaco y la vid, que están pasando por problemas. Además, también deberían haber mantenido una reunión con jornaleros.

Según su criterio, el campo no está para "cenas de gala" y, por ello, dijo, declinó asistir a la que anoche ofreció el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, a los ministros europeos, en el castillo de La Arguijuela, en Cáceres. En su lugar, ironizó, los ministros deberían ir con el "tupperware" a comer entre las encinas.

Sin embargo, según informó el presidente de APAG Extremadura Asaja, el comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, visitó también ayer una explotación media de olivar, viña y cereales que un joven agricultor tiene en El Carrascalejo. Allí pudo ver "la realidad" del campo extremeño, "cómo están los caminos y las dificultades reales", pero "se mostró muy abierto e interesado en cómo se trabaja y se venden los productos".