Un árbol de Asia con muchas posibilidades en Extremadura. Es la paulownia, una especie arbórea que por su rápido crecimiento se ha convertido en una fuente de producción de madera y de biomasa forestal que podría ser una alternativa rentable en los terrenos marginales de regadío. Eso es lo que están investigando en el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex).

Actualmente hay dos proyectos abiertos, uno en la finca de La Orden --antiguo instituto de Investigaciones Agrarias-- y otro en las instalaciones de lo que antes era el Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal, que tratan de averiguar la capacidad de producción y el comportamiento de estas plantaciones en la región. De momento, los primeros resultados parecen positivos.

La paulownia es un árbol con una capacidad de rebrote más parecido a una planta herbácea que a una arbórea. Esa capacidad permite una mayor producción tanto para madera como para biomasa forestal, los dos usos más comunes para estos árboles. En el caso de la finca de La Orden, desde hace unos siete años disponen de una pequeña plantación destinada a biomasa, mientras en los terrenos de Iprocor cuentan con dos plantaciones más extensas, una para cada uso puesto que requieren distintos tratamientos.

En el terreno dedicado a convertirse en biomasa, los primeros resultados ya son visibles. Los árboles se sembraron en 2012 y sufrieron un primer corte un año después. "Esta especie tiene una capacidad de rebrote enorme; en el primer año llegó a superar los cuatro metros de altura pero se cortó todo porque los brotes nuevos que produce el árbol, una vez que ya tiene la raíz desarrollada, son más rectos, más grandes y mejores; todo lo que se quitó de ese primer año compensa con un mayor crecimiento después", explica José Berdón, investigador del Cicytex encargado estudio.

Tras ese corte empezó su primer ciclo de producción y después de tres años de crecimiento el pasado febrero llegó la hora de cortarlos. Es el primer turno, como lo llaman los investigadores. En ese tiempo los árboles alcanzaron hasta los siete u ocho metros de altura y de sus troncos --con 11 centímetros de diámetro de media-- y ramas se obtuvieron 22.300 kilos por hectárea en peso húmedo y de 8.150 kilos en seco. Pero esta es la producción solo de uno de los siete ciclos que puede tener esta plantación, es decir, que se pueden cortar los árboles hasta siete veces, una vez cada tres años. "A partir de ahí digamos que el árbol empieza a decaer, pierde calidad y fuerza y deja de producir de una forma óptima".

En el caso del uso de paulownia para la extracción de madera, los turnos son muy distintos. Los árboles tienen que estar más separados que en la producción para biomasa y requiere trabajos de poda durante su crecimiento, ya que el primer corte no se realizará hasta que pasen al menos diez años desde su plantación. "Es el tiempo que hemos determinado nosotros como más conveniente. Lo que se busca en este caso es que podamos sacar madera para sierra o para desenrollo, que es un corte muy habitual en el caso del chopo a partir de los 15 años. Consiste en desenrollar el árbol como si lo metiéramos en un sacapuntas. Lo que queremos es ver qué producción puede tener la paulownia para desenrollo y también para carpintería", señala Berdón.

Clara y blandita

La madera que se extrae de este árbol de origen asiático es "muy ligera, de color muy claro y muy blandita lo que permite que se trabaje muy bien con ella, pero luego tiene unas características de resistencia muy buenas. Se utiliza, entre otras cosas, para

hacer instrumentos musicales, pero tiene un uso muy variado".

En este proyecto de investigación se trabaja con cuatro clones de paulownia distintos. "Hemos visto que uno de ellos tiene una magnitud de crecimiento inferior y los otros tres crecen de forma similar", señala. La reproducción de estos árboles no se hace por semilla sino que "se reproducen de forma vegetativa, es decir a partir de trozos de la planta. Así es como se obtiene los individuos que son mezcla de dos especies de paulownia: elongata y fortunei, son las que se utilizan generalmente", explica Berdón.

El proyecto en Alburqueque

Además de en los terrenos del Cicytex, este tipo de árboles ya se pueden ver en Extremadura. Hay al menos dos plantaciones particulares en la región, una en Riolobos y otra en Alvarado, pero además hay en proyecto una nueva en Alburquerque. El Diario Oficial de Extremadura hizo público la semana pasada el informe de impacto ambiental de un proyecto de más de 40 hectáreas en la finca La Galga de esta localidad pacense. El promotor, Paulownia24, pretende destinar la plantación para la obtención de madera y biomasa forestal.

¿Tiene futuro este árbol en Extremadura? "Depende mucho del sitio, hay zonas en las que sí será rentable y otras en las que no lo será". "Comenzamos el proyecto con vista a los terrenos agrícolas que no tienen producción. Lo más rentable para las zonas de regadío tiene que ser el cultivo agrícola, pero para aquellas zonas con terrenos más pobres que normalmente son utilizados como pastos es una alternativa viable. Eso sí, lo ideal es que sea en zonas donde no haya problemas de agua ni tampoco se produzcan encharcamientos. No vale cualquier sitio", estima el investigador.

"Nuestros resultados son en la zona de las Vegas del Guadiana donde está nuestra plantación, no se puede extrapolar a otras zonas. Aquí es rentable, pero no se puede hablar de que lo sea en toda Extremadura, depende del sitio, del suelo, de su profundidad y de la disponibilidad de agua y nutrientes", insiste Berdón.

Por su capacidad de reproducción y su rápido crecimiento, la paulownia asiática podría asemejarse a un chopo, aunque tienen comportamientos distintos. "El chopo rebrota después cepa y también se puede usar para madera y para biomasa. Pero la paulownia llega a sorprender porque crece super rápido, en dos o tres meses puede llegar a tres metros de altura, crece al ritmo de loque sería una herbácea pero es un árbol", señala.

El análisis de la biomasa

La investigación de Cicytex se extenderá al menos hasta la década de crecimiento que necesita la plantación para la obtención de madera y en el caso de la biomasa la idea es agotar el ciclo de producción porque la producción se utilizará para el consumo propio de las calderas que tiene el centro de investigación. "Para obtener los resultados finales necesitamos al menos un segundo ciclo de producción y estudiar la calidad del pellet conseguido, porque no toda la biomasa es igual, hay alguna que produce más residuos que otras o más cenizas, alquitranes... y eso es lo que estamos valorando ahora con la producción que obtuvimos el pasado febrero y convertimos en astillas para su análisis". Los resultados se terminarán de definir en el centro de La Orden, especializado en el campo de la biomasa.

Esta especie del sudeste asiático sigue siendo una especie muy desconocida a pesar de que lleva años plantada en puntos del Levante, Andalucía o Castilla-La Mancha. "Es más frecuentes verlas en el sur que en el norte porque soporta peor las heladas", dice el investigador. Su potencial real en Extremadura está en proceso de investigación pero las expectativas con buenas.