Javier Comín Pla es portavoz de la Coordinadora de la Ciudad de Cáceres por la Defensa del Sistema Público de Pensiones. Es la voz de una plataforma adherida a la estatal que trata de reclamar unos derechos que en Extremadura tienen poco eco. Exige que las pensiones estén recogidas en la Constitución, «que no sean un mero derecho sino un hecho y que suban anualmente con arreglo al IPC».

Quieren que la jubilación se restablezca a los 65 años sin penalizar, habiendo cotizado 36 años y nueve meses o más, y que la pensión mínima sea de 1.080 euros, tal y como recomienda la Carta Social Europea, firmada por el Estado Español, pero que no se cumple. «Es el 60% de la media del salario interprofesional», recuerda Comín.

Otra reivindicación del colectivo pasa por la desaparición de la brecha de género, la que existe principalmente entre las mujeres, sobre todo las viudas, aquellas que no han cotizado pero que han trabajado en sus casas. «Muchas veces no podían cotizar porque las empresas no querían asegurarlas», una situación que el portavoz tilda de machista. «Las mujeres tenían que dejar de trabajar cuando se casaban, las mismas empresas no las dejaban seguir».

Más del 60% de los trabajadores europeos que cobran menos del 90% del salario mínimo interprofesional son mujeres, según un informe de la Eurofund, la agencia tripartita que representa a gobiernos y agentes sociales de la Unión Europea. La plataforma pone el acento en las mujeres, quienes viven desigualdades aun mucho mayores derivadas de su papel de cuidadoras, al que la sociedad las destinó para que después solo pudieran vivir con la pensión de jubilación del marido, y a su muerte, con la de viudedad, «con el añadido de que las que no se casaron se quedaron sin ninguna pensión».

Sin presupuestos

A este hecho, se une la ley de dependencia. «Que a nivel autonómico funcione al cien por cien, no como está funcionando. Nunca hay presupuestos». Pero además, la plataforma implora que haya una garantía de suministros básicos: agua, luz, gas, transporte… Es decir, «el cumplimiento de los derechos humanos».

Comín representa a un colectivo que pide que se deroguen las leyes de Rajoy y de Zapatero (la del 27/2011 del 1 de agosto y el Real Decreto Ley del 5/2013 del 15 de marzo). Ahí entra en juego otro grito de guerra: «Ya está aprobado el Plan Europeo de Pensiones Privadas, que es un producto financiero donde se va a beneficiar fiscalmente a los planes privados con fondos públicos. No tiene mucha lógica. Y del mismo modo quieren implantar la mochila austriaca». El portavoz explica que es una especie de hucha que cargaría sobre los hombros de cada empleado, de ahí podrían cobrar el paro y el empresario se ahorraría las cuotas. «Es lo que ha pasado en Chile», advierte.

En el sistema impuesto en el país andino bajo la dictadura de Pinochet, la mochila austriaca supone que cada trabajador coloca sus ahorros en un plan privado de pensiones, cuyo patrimonio y rendimiento podrá recuperar en el momento de la jubilación. Pero, atención, los ahorros de hoy no pagan a los pensionistas de hoy. Cada trabajador ahorra para su propia pensión y los ahorros de hoy los recuperará en el futuro, si no hay pérdidas financieras por el camino.

Comín recuerda que hay dos diferencias sustanciales entre Austria y España: la tasa de paro y las actividades estacionales. Es decir, los austriacos tienen mayor facilidad a la hora de volver a encontrar un empleo de calidad que en España. De hecho, según el diario Expansión, el problema de nuestro país es la temporalidad, que se sitúa en el 26,7%, el triple que la austriaca.

¿La ausencia de los presupuestos del Estado aboca a la congelación de las pensiones? Comín Pla responde: «Lo que han hecho ha sido pedir préstamos a cuenta de las pensiones. Y es una falacia, porque el préstamo se lo conceden al Estado, no a la Seguridad Social».

Estamos a la cola

Donde realmente viene la indignación es cuando se le toca el tema de que los extremeños estamos a la cola de las pensiones del país. «Exactamente. Nos salvamos porque está Galicia detrás, pero vamos, tanto monta, monta tanto». Comín echa en falta un espíritu más luchador, como está ocurriendo en Bilbao. «Allí llevan manifestándose desde hace dos años, pero aquí no hay conciencia porque no hay industria. Los que reivindican normalmente son los trabajadores de la industria, y quizá por eso en Extremadura se lucha menos. No tenemos esa representatividad».

A todo esto se une la falta de gobierno, que según los últimos datos publicados por este periódico, dejaría la subida de las pensiones en tan solo 2 euros. Comín suelta una carcajada y asegura: «Me parece que es una vergüenza. De hecho, ahora mismo subirían el 0,25. O sea, el 1,6 que se ganó cuando aprobaron los presupuestos con el PNV. Se consiguió para un año, y como se han prorrogado, ha sido para el segundo; pero el tercero, tararí que te vi».

Al contrataque de muchos está este interrogante: ¿Son sostenibles las pensiones públicas en España? «Sí, lo que pasa es que lo que tienen que hacer es cobrar los impuestos a quien tienen que cobrarlos. Lo que no puede ser es que una persona física pague entre el 19 y el 45% de lo que gana, y las primeras 27 grandes empresas de este país pagan un 2,5% del Impuesto de Sociedades. Y es sobre los beneficios, no sobre los ingresos. Si las personas físicas pagáramos sobre los beneficios habría una gran diferencia. Y si todo el dinero que han dado a los bancos se devolviera, habría para pensiones unos pocos de años».

Sin embargo, en Extremadura los afectados no se quejan. «Hay que gritar. En realidad es eso. Lo que no se entiende es que la gente vote a lo que se está votando y luego se preconicen recortes. La gente no sale en la calle». ¿Y por qué? «Quizá porque hemos sido muy castigados», asevera Comín. «Recuerden lo que pasó en el 36, cuando los jornaleros se levantaron en Don Benito y Villanueva y luego pasó lo que pasó en la plaza de toros de Badajoz. Eso fue una gran venganza porque los trabajadores se posicionaron contra los grandes latifundios».

Esa herencia histórica arrastra el miedo. «Creo que es lo que hay, miedo, mucho miedo. Hay que pensar que los pensionistas de hoy son los hijos y nietos de los que estuvieron en la guerra. En su casa les han enseñado a estar calladitos porque si levantabas la voz venía el tío Paco y te pegaba con el palo».

Mañana, protesta

Este lunes se podrá medir esa reacción ciudadana con la manifestación frente a la Asamblea de Extremadura en Mérida, en una movilización que se repetirá en todas las comunidades españolas en coincidencia con la semana cien de concentraciones y en la que plantearán reivindicaciones a los gobiernos regionales y nacional. Y además entregarán un documento a la presidenta del parlamento autonómico, Blanca Martín.

La gran pregunta es esta: ¿Las personas entre 25 y 50 años tendrán pensiones? «Deben tenerlas, pero hay que luchar por ellas. El chivo que no berrea, no mama, ehhh». Lo dice este hombre de 61 años, pensionista por enfermedad, que ha sido comercial y mecánico de los Talleres Pla y que ahora se ocupa de recoger firmas a modo de iniciativa legislativa popular para que se blinden las pensiones en la Constitución. «Lo queríamos hacer todos los días, pero como no tengo muchos colaboradores, cuando puedo lo hago y cuando no puedo, no lo hago porque apenas tengo colaboradores».

¿Tanto miedo hay por luchar por algo tan importante como son las pensiones? «Pues sí, estamos cuatro luchando por ello».