El consejero de Sanidad y Políticas Sociales, José María Vergeles, reconoció ayer que, «siendo optimistas», el primero de los cuatro aceleradores lineales para tratar a los enfermos de cáncer que ha donado la Fundación Amancio Ortega podría comenzar a funcionar a inicios de 2020 en el Hospital Universitario de Cáceres. No obstante, recordó que en el Hospital Universitario de Badajoz ya funciona uno adquirido con fondos propios.

El problema para la adquisición de estos aparatos, según ha explicado el consejero, es «la guerra comercial» entre las dos únicas empresas del mundo que fabrican aceleradores lineales y que en el caso de Extremadura, debido al recurso de una de ellas ante la justicia, ha paralizado el proceso.

El consejero explicó que la donación de la Fundación Amancio Ortega se divide en tres lotes. Uno está centrado en todo lo relacionado la radioterapia intraoperatoria del nuevo Hospital Universitario de Cáceres, que está adjudicado y en cuanto esté dotado de alta tecnología comenzará a funcionar. Otro lote está integrado fundamentalmente por aparatos para el diagnóstico y la simulación para dar tratamiento al cáncer, los TAC, cuyo calendario se cumple. Así, el de Badajoz ya ha comenzado a funcionar esta semana y el de Cáceres lo hará cuando abra el hospital.

En cuanto al tercero, el relativo a los cuatro aceleradores lineales (la inversión es de 12,8 millones de euros), señaló que ninguna región tiene instalados ya todos los aparatos donados por la fundación, por lo que Extremadura «no es la hermanita pobre del sistema nacional de salud».

En relación a las causas del retraso, Vergeles explicó que la compra de estos aparatos tiene dos inconvenientes fundamentales: uno es que se fabrican «ad hoc», por encargo, y otro es el comercial, ya que en el mundo solo hay dos empresas fabricantes y una de ellas recurre administrativa o judicialmente cuando un contrato se le adjudica a la otra.

RECURSO / En el caso de Extremadura la empresa que no logró el contrato recurrió y la Comisión Jurídica resolvió dándole la razón, tras lo que la primera empresa fue a la Justicia, que ha pedido a la Junta que adopte medidas cautelares. Esto implica «paralizar» el proceso de compra de aceleradores lineales hasta que se pronuncien los tribunales. Ahora, continuó Vergeles, la Junta quiere dar al Hospital Universitario de Cáceres el acelerador cuando antes ya que ya está construido el doble búnker (una estructura que evita la salida de radiaciones) y trata de «salvarlo» de las medidas cautelares.

Con respecto al resto, «no tiene por qué desviarse» del calendario previsto ya que en el Hospital de Mérida se precisa aún construir un segundo búnker y en el de Plasencia no puede empezar a funcionar un aparato hasta que esté instalado el de Cáceres.

En esta línea, señaló que no se puede dejar sin tratamientos a toda la provincia al no tener en marcha un acelerador en las áreas de Salud de Plasencia y Cáceres. Acerca del acelerador de Badajoz, «no corre demasiada prisa» pues ya hay uno de nueva generación en funcionamiento y el segundo no ha cumplido su periodo de obsolescencia.