No ha sido un buen año para los embalses y prueba de ello es que las cuencas de Guadiana y Tajo a su paso por Extremadura están en torno al 60% y que los principales embalses de abastecimiento de la región están incluso por debajo de esta cifra, según los últimos datos disponibles. Solo el embalse de Jerte, del que se abastece Plasencia supera ese dato --está al 62% de su capacidad con 37 hectómetros cúbicos, frente a los 41 que tenía un año antes-- mientras que las reservas en los casos de las presas de las que beben Badajoz, Cáceres y Mérida apenas superan el 50%, según el boletín hidrológico del Ministerio de Medio Ambiente. El embalse cacereño de Guadiloba, el más pequeño de los que abastecen a las grandes ciudades de la región --tiene capacidad para 20 hectómetros--, está a la mitad de su capacidad con un volumen de agua embalsada de 10 hectómetros cúbicos, cuando un año antes, se situaba al 75% de su capacidad con 15 hectómetros. En el caso del embalse de Villar del Rey, del que se abastece la ciudad de Badajoz y su cinturón más inmediato, la cifra no es mucho mejor, con 72 hectómetros cúbicos que lo sitúan al 54% de su capacidad. El embalse de Alange del que bebe la capital extremeña está aún peor y se sitúa al 51% de su capacidad con solo 431 hectómetros cúbicos de agua embalsada (su capacidad es de 852).

Al inicio del otoño, los pantanos extremeños ya acumulaban un volumen de reservas inferior al del año anterior: 3.399,9 hectómetros cúbicos de agua en la cuenca del Tajo (el 53,46% de su capacidad) y 5.143 hectómetros, (el 65,8%) en el caso de la del Guadiana, un 6% y un 10% menos que en el mismo período de 2014. Un otoño con precipitaciones poco abundantes (aunque normal, según los valores de la Agencia Estatal de Meteorología), no ha mejorado la situación.

Los más de 170 embalses distribuidos por toda la región acumulan ahora en total 8.438 hectómetros cúbicos en estos momentos, lejos de los más de 14.000 que tienen de capacidad en total y también lejos de los más de los 10.600 hectómetros que conservaban hace un año, según los datos de embalses.net. La cifra que arrojan en el cierre del 2015 está por debajo de los valores medios de la última década, que roza los 8.700 hectómetros cúbicos.

Las lluvias de los últimos días son bien recibidas, aunque escasas para paliar de forma significativa el avance negativo de estas cifras y será necesario que el invierno sea mucho más prolífico en lluvias para revertir la tendencia negativa que acumulan tras un año especialmente escaso en precipitaciones y lejano de los datos que había un dos años antes, cuando las presas comenzaron a desembalsar tras un final de año con lluvias abundantes y continuas.

Los grandes embalses de la región son los que mejor reflejan el panorama meteorológico de los últimos meses. En la cuenca del Tajo, el embalse de Gabriel y Galán es el que peor estado presenta con un volumen de agua de 334 hectómetros cúbicos que lo sitúan al 36% de su capacidad, y el de Alcántara está al 50% de su capacidad con 1.580 hectómetros cúbicos. En la cuenca del Guadiana, la presa de Cíjara está al 50% de su capacidad con 761 litros por hectómetro cúbico, lejos de los 1.111 que tenía hace un año; y la de García Sola está al 43% de su capacidad con 239 hectómetros de los 554 que podría contener. Entre los embalses más grandes de Extremadura, el que mejores datos arroja es el de La Serena, que se encuentra al 75% de su capacidad con 2.436 hectómetros cúbicos.