Tras años reclamándolo, el Ministerio de Sanidad ha decidido financiar por primera vez uno de los tres fármacos más comunes contra el tabaquismo, el principio activo de la vareniclina -se comercializa bajo el nombre de Champix-. Por sus buenos resultados, por la experiencia ya implantada en Navarra y porque parece que, ahora sí, el tabaquismo empieza a concebirse como una enfermedad. «Ese ha sido siempre el gran problema y solo visualizar ahora que tiene tratamiento, que es curable y que el médico de familia está para ayudar, supone un gran avance», reflexiona el doctor Emilio Salguero, médico en el centro de salud de Valdepasillas de Badajoz y delegado regional del Comité Nacional de Prevención del Tabaqusimo, que aglutina a 40 sociedades científicas y médicas. Como fumador durante 15 años, conoce muy bien cómo se sienten las personas que no pueden dejar el tabaco: «son auténticos prisioneros y hay que ayudarles a romper las esposas», explica Salguero, una de las voces más críticas y el mejor aliado contra el tabaquismo.

-¿Qué le parece el anuncio de la financiación de la vareniclina?

-Es un avance. Es cierto que es el fármaco que ha demostrado una mayor tasa de éxito, pero no es el único que existe. Hace muchos años que deberían estar financiados tres tipos de medicamentos contra el tabaquismo: vareniclina, bupropion y la terapia sustitutiva de nicotina, porque se ha demostrado que son efectivos para ayudar a dejar de fumar. Es bueno que al menos se financie uno de ellos, es un avance, pero creemos que deberían financiarse los tres.

-¿Es suficiente para dejar de fumar?

-El tratamiento farmacológico es una ayuda inestimable para las personas con mucha dependencia porque solo con intervención conductual -con apoyo, motivación, cambios de rutinas...- algunos no lo consiguen. El fármaco solo tiene poco de mejora, el tratamiento tiene que ir acompañado con la intervención de un profesional, que tenga experiencia o formación. También es necesaria la intervención psicoconductual. No se trata solo de tomar una pastilla, sino también de enseñar al paciente a manejar ciertas situaciones, motivarle, dar referencias... Eso es otro aspecto importante.

-¿Y está listo el sistema sanitario para ese acompañamiento?

-En general no y desgraciadamente ni en las facultades, ni muchas veces en los años de residencia, al enfermero y al médico de Atención Primaria se le suele formar en esto. Y no es algo muy complicado, más complejo es tratar la diabetes que el tabaquismo. Lo que sí necesita es más implicación de relación clínica con el paciente.

-¿Cree entonces que va a ser efectiva la financiación de este fármaco para reducir el consumo?

-Sí, pero no por el impacto exclusivo del hecho de que se financie uno de los fármacos, sino por el efecto psicológico que esta medida va a tener en los fumadores. Estamos dando visibilidad al tabaquismo como enfermedad. Con eso ya estamos haciendo lo que tanta falta hace, que es considerarlo una enfermedad que tiene un tratamiento y es curable y solo eso es ya un avance enorme.

-¿Qué coste tiene ahora para el paciente la vareniclina?

-Se requiere receta y el tratamiento completo, que son 12 semana, cuesta unos 340 euros.

-¿Y qué tipo de fumador requiere tratamiento farmacológico?

-Los fármacos son una ayuda para minimizar o reducir los muy desagradables síntomas del sindrome de abstinencia, del mono. Y tiene más mono el que tiene más dependencia: la persona que lleva años o décadas fumando y una cantidad importante, por encima de 10 cigarrillos al día. La dependencia se manifiesta en el tiempo que tarda una persona en coger el primer cigarro del día desde que se levanta. Hay gente que a los 10 o 15 minutos.

-¿Cuántos extremeños podrían beneficiarse de esta medida?

-En Extremadura hay unos 200.000 fumadores diarios y creo que se podría beneficiar al menos el 10% de ellos, unas 20.000 pero podrían ser más. La experiencia de Navarra es que los centros de salud se llenaron de gente que quería dejar de fumar y eso es lo que puede pasar aquí. El fumador necesita saber que el médico de familia está para ayudarle y que existe un tratamiento. Eso ha sido así siempre, pero el tema del tabaquismo está muy oculto para los profesionales en su formación y oculto también para los fumadores que no saben que el médico está para ayudarle a dejarlo. El tabaquismo es como la cenicienta, está ahí como olvidado. Lo bueno es que ahora se va a visualizar.

-También tiene controversia. Hay quien cree que es mejor prohibir el tabaco. ¿Qué opina?

-La prohibición es absurda porque un hábito tan extendido en la población no se puede prohibir. Crearía un efecto rebote y un mercado ilegal. Se pueden prohibir los salones de juego, que es una cosa que está surgiendo, creciendo y que está arruinando la vida de muchísima gente, está iniciándose y no hay tanta dependencia. Pero una cosa tan extendida como el tabaco se ha demostrato que no se puede prohibir. La OMS y las sociedades científicas recomiendan ir acotando el territorio, pero no la prohibición.

-¿Por qué cree que existe debate?

-Porque no se trata el tabaquismo como una enfermedad, sino como un vicio. ¿Y por qué, por ejemplo, financiamos tratamientos a los diabéticos si la mayoría lo son por falta de ejercicio o mala alimentación? El problema es que el fumador está abandonado y estigmatizado. Le pasa también al obeso.