Miles de perros resultan infectados cada año por leishmaniosis, una enfermedad típicamente canina pero que, en América, Africa y Asia, tiene variantes que afectan al ser humano. Provoca importante daños físicos y la muerte si no se diagnostica a tiempo. Actualmente una decena de grupos de investigación de todo el mundo pugnan por desarrollar una vacuna, la primera, que permita prevenir la leishmaniosis. Entre estos equipos científicos existe uno, con sus trabajos muy avanzados, que pertenece a la Universidad de Extremadura (UEx).

El Grupo de Investigación LeishmanCeres, de la Facultad de Veterinaria de Cáceres, lleva una década detrás del medicamento que evite el desarrollo de la enfermedad en perros. Hoy existen tratamientos para paliar los efectos sobre el organismo, con diversos efectos secundarios; pero no una vacuna efectiva y segura.

La infección es difícilmente evitable. El protozoo que la origina se transmite mediante la picadura de un mosquito --Phlebotomus en España--. La leishmania --leismania infantum en nuestro país-- es un parásito que se instala dentro de los macrófagos, células del sistema inmunitario. Esto provoca una pérdida de las defensas del organismo y el desarrollo de la enfermedad en una parte de la población canina, mientras que otra parte puede estar infectada y no presentar síntomas. "En algunas zonas de la provincia de Cáceres entre un 10 y un 20% de los perros pueden ser seropositivos --pueden desarrollar leishmaniosis--", explica Javier Fernández, uno de los integrantes del grupo de investigación, que ha dirigido durante los últimos años el profesor Luis Carlos Gómez Nieto.

El equipo ha constatado ya la eficacia de su vacuna en pruebas en laboratorio. "Se observa una menor infección parasitaria y menor presencia de los síntomas en los animales que fueron inmunizados", apunta Virginia Iniesta, investigadora principal del grupo y doctora en Veterinaria por la Uex. Actualmente están analizado los resultados de las vacunaciones en 600 perros muy expuestos al mosquito transmisor y que viven en su medio natural en España y Francia. Si las conclusiones coinciden con las de la primera fase de la investigación, el grupo podrá presentar el producto ante la Agencia Europea del Medicamento y, con el visto bueno de este organismo, iniciar su comercialización. Todo esto podría ser una realidad en un año, según sus expectativas. De momento ya tienen el apoyo de un laboratorio farmacéutico español (LETI S.L.U.), que financian la investigación --ha aportado unos 3 millones de euros en los últimos años-- y que se encargaría de sacar al mercado la que puede ser la primera vacuna del mundo contra la leishmaniosis.

Resistencia a mutaciones

En la carrera por alcanzar esa meta están otros equipos científicos europeos. Pero la línea en la que se trabaja desde Extremadura tiene peculiaridades que la diferencian del resto. La vacuna que trata de desarrollar LeishmanCeres se basa en una proteína artificial creada inicialmente por el Instituto de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid. Esta proteína --la recombinante PQ-- activa anticuerpos y el sistema inmune del animal e incide sobre moléculas internas del parásito, lo que garantiza su eficacia frente a mutaciones de la enfermedad --otras investigaciones se centran en proteínas externas--.

También se ha comprobado que se obtienen mejores resultados si se administra sin adyuvante --sustancias químicas para incrementar la eficacia de las vacunas--. "Se observan menos lesiones", comenta Virginia Iniesta. Esto supone una menor exposición a posibles efectos secundarios y, por tanto, mayor seguridad para la salud del animal. E incluso "puede abrir las puertas a su adaptación para una vacuna humana", agrega Carlos Nieto.