La inmigración no lastra la educación, tampoco lo hace el nivel de desarrollo o riqueza de la comunidad, ni el signo político de la administración educativa, en contra de algunas creencias populares. Es otra de las lecturas que arrojan los resultados de la Evaluación General de Diagnóstico que presentó el martes el Ministerio de Educación y en la que el rendimiento de los alumnos extremeños de 4º de Primaria se sitúa justo en la media nacional con 500 puntos, 42 menos que La Rioja, líder del ránking, y 80 más que la ciudad a la cola, Melilla.

De los resultados de más de mil chavales evaluados el pasado año en la región en cuatro competencias básicas --lingüística, matemática, interacción con el mundo y ciencias sociales-- se extraen más datos que fotografían el sistema: dos tercios de los alumnos extremeños tienen puntuaciones medias, una proporción similar al resto del país, pero hay otra lectura menos halagüeña: los chavales con resultados malos doblan a los que obtienen notas excelentes. Por competencias hay un 18% de extremeños de 4º con resultados claramente negativos (en el nivel 1 o inferior) y solo un 8% con resultados sobresalientes (nivel 5) en Comunicación Lingüística y Matemáticas; y un 14% y 7% respectivamente en Competencia Social y Física.

A pesar de que se establece una escala entre comunidades, las mayores diferencias educativas no radican entre autonomías ni entre los cincuenta colegios participantes en la región (menos de un 10% de diferencia) sino entre los alumnos de un mismo centro. En Extremadura es la tónica general, a atajar apostando por la autonomía de los colegios y la atención individualizada, propone el estudio. En las cuatro competencias la disparidad entre alumnos de un mismo centro extremeño supera el 80% del promedio nacional. Es especialmente llamativo el incremento en Lengua --95%--, con el tercer mayor índice de variación en España.

Esta notable diferencia se da particularmente en el 5,6% de estudiantes de 9 y 10 años --de los más de 11.000-- que están repitiendo en la región cuarto curso, cuyos resultados están, de media, un nivel por debajo que el de los demás en las cuatro pruebas. La cifra de los suspensos supera más de un punto la media nacional, como también lo hacen los repetidores de 6º de Primaria, un 6,9% en la región, frente al 6,2% del país. Para mejorar el lastre que suponen estos estudiantes, como confirma el informe, Educación propone dotar de mayor flexibilidad al sistema, "ya que no hay expectativas de mejora en los resultados de los repetidores".

Pero hay otros factores que influyen en el rendimiento académico de estos chavales. Son el nivel de estudios de los padres --en Extremadura poco más de un tercio de la población posee estudios de secundaria o educación superior--, la profesión, el nivel de recursos domésticos o las expectativas del propio alumno y de su familia. Factores importantes que influyen pero no son determinantes. A tenor de los resultados tampoco lo son, como se refería al comienzo del texto, que Extremadura tenga el menor PIB por habitante en 2008; ni que el 3,5% de sus alumnos sean inmigrantes en Primaria, el menor porcentaje del país; ni que la región dedique 5.964 euros por alumno, 300 euros menos que la media nacional y casi la mitad de lo que gasta el País Vasco, la comunidad que más destina a Educación. Por debajo de la media en todos estos aspectos, el nivel educativo extremeño sí está a la altura al menos de la suma del país.

Como ocurre con el informe PISA, que se conocerá en otoño una vez más sin datos de Extremadura, las comunidades se apresuran a interpretar por qué el norte del país saca mejores resultados que el sur. Y ello parece estar preparando la Consejería de Educación que mañana valorará estos datos. Quien ya se ha pronunciado ha sido ANPE, pidiendo un cambio de modelo pedagógico y una atención más individualizada.