El número de demandas de disoluciones matrimoniales -separaciones y divorcios, tanto de mutuo acuerdo como no consensuados- se ha reducido en el primer trimestre de este año en Extremadura un 6,9 por ciento respecto al mismo trimestre de 2019, según recoge el informe elaborado por el Servicio de Estadística del Consejo General del Poder Judicial, publicado este mes.

Los datos correspondientes al primer trimestre de 2020, como consecuencia de la crisis sanitaria y la declaración del estado de alarma, se contabilizaron sólo hasta el 14 de marzo y no hasta el día 31, según informa el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura en una nota de prensa.

Las 339 demandas de divorcio consensuado son un 19,3 por ciento menos que las presentadas en el primer trimestre de 2019 y las 187 demandas de divorcio no consensuado son un 23,4 por ciento menos.

Por lo que respecta a las demandas de separación, las consensuadas, de las que se han presentado 18, han disminuido un 25 por ciento respecto al mismo trimestre de 2019, y las 20 no consensuadas representan un 66,7 por ciento más que las presentadas el año anterior.

En el primer trimestre del año no se han registrado nulidades matrimoniales en Extremadura.

Poniendo en relación las demandas de disolución matrimonial del total del año con la población a 1 de enero de 2020, se observa que el mayor número de demandas de disolución por cada 10.000 habitantes se ha dado en las Islas Baleares, 6,6; Comunidad Valenciana, 6,5; La Rioja, 6,2; Andalucía y Cantabria, 5,9; y Asturias, Cataluña y Murcia, 5,8. Todas superan la media nacional, que es de 5,7.

Las proporciones situadas por debajo de la media nacional se han dado en Castilla y León, 4,6; País Vasco, 4,9; Madrid, 5,1; Navarra, 5,2; y Extremadura, 5,3, se añade en la nota.

También la mayoría de las demandas de modificación de medidas, tanto matrimoniales como no matrimoniales, han mostrado disminuciones interanuales respecto al primer trimestre del año 2019.

Las demandas de modificación de medidas consensuadas, de las que se han presentado 43, se han reducido un 29,5 por ciento y las demandas de modificación de medidas no consensuadas, en total 161, lo han hecho un 24,8 por ciento respecto al mismo trimestre de 2019.

Las modificaciones de medidas de guarda, custodia y alimentos de hijos no matrimoniales consensuadas, 123, en cambio han tenido un incremento del 15 por ciento, mientras que las no consensuadas, 6.286, han mostrado una disminución del 8,4 por ciento.

«Los padres se separan como pareja, no como progenitores»

Paula del Villar, psicóloga general sanitaria

La ruptura de la familia es motivo de tristeza, ansiedad, depresión. «Las separaciones o divorcios son una de las causas, después de la muerte de un ser querido, que más nos pueden deprimir y provocar tristeza. Especialmente cuando el motivo de la ruptura no es por una situación de violencia o malos tratos en cuyo caso la víctima notará un alivio», explica la psicóloga cacereña Paula del Villar (Cáceres, 1993) a este diario.

«Cuando se rompe una pareja, sobre todo si tienen hijos en común, el sentimiento de pérdida es enorme porque con esa ruptura se quiebra un proyecto de vida que un día iniciamos con toda la ilusión del mundo. Al divorciarnos nuestras expectativas de vida en común quedan rotas y eso hace que se generen unos estados de ansiedad, pena, nerviosismo... que en ocasiones pueden dejarnos muy tocados. Si a eso le unimos un divorcio con peleas por la custodia, las pensiones de los hijos, problemas económicos, resentimientos, reproches... el proceso va a ser mucho más complejo de superar», dice.

«Hay que trasladar a los niños que sus padres se separan como pareja, pero seguirán ejerciendo su parentalidad del mismo modo, o a veces incluso mejor, debido a la nueva dinámica familiar. La actitud que resulta muy destructiva para los hijos es aquella en la que los padres se critican abiertamente, se acusan, utilizan a los descendientes dentro del conflicto e interfieren en la vinculación de los menores con el otro progenitor», señala.

En este país todavía hay mucha reticencia a pagar por ir a una terapia y lo que muchos desconocen es que un buen psicólogo es una excelente inversión para la salud mental de un adulto que se ve inmerso en un proceso para el que no tiene armas con las que luchar. «Es muy importante recordar que, a pesar de la separación o divorcio, la familia para los hijos sigue existiendo. Debe estar presente en la mentalidad de los dos para evitar dañar todavía más esa estructura que ya ha quedado tocada para siempre con la ruptura», subraya Paula.

La psicóloga cacereña nos da algunos consejos para que podamos reconducir la situación de la mejor manera posible.

Al separarnos, necesitamos desahogarnos y expresar lo que sentimos. Esto puede acabar degenerando en un bucle de conversaciones negativas centradas en la queja y la incredulidad. Para ello, es necesario que no todo gire en torno a lo mal que nos encontramos. Para que pueda haber un equilibrio, dedica solo unos pocos minutos cuando estés con otra persona a desahogarte. El resto del tiempo deberá haber una conversación más constructiva.

Lo que más dificulta el duelo es la mezcla entre la negación o rabia y la tristeza que a veces se siente. Mientras que la primera nos hace sentir que es injusto lo que nos está ocurriendo, la otra nos ayuda a superar lo que nos ha pasado. Solo la tristeza tiene la función de reparar una pérdida. Nos ayudará a deshacernos de la rabia en este caso.

Toda relación ha tenido una serie de aprendizajes por ambas partes de la pareja. Aprendemos qué hemos hecho mal o qué hemos consentido en el otro y que no nos hacía bien. Es momento de quedarse con esos aprendizajes y usarlos en el futuro. Las separaciones son momentos de crisis vitales que afectan a todo el mundo. Hay algunas más traumáticas y la soledad o el miedo hacen que la autoestima baje. Debemos siempre protegerla ya que, gracias a ella, podremos superar mejor lo que nos ha ocurrido.

«Siempre debemos tener en cuenta el interés del menor»

Mariló Lozano, presidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia

El confinamiento nos ha dejado dos cosas: unos cuantos kilos de más y una sombra alargada de divorcios. «La cuarentena ha sido una prueba de fuego para muchas parejas. Encerrados, sin poder salir de casa, juntos las 24 horas del día y muchos de ellos con niños que atender, el aislamiento se presentó como un reto para bastantes matrimonios. La angustia, la incertidumbre y el estrés vivido completaron un escenario desfavorable y que se materializó en un amuento de separaciones en España», expresa la presidenta la Asociación Española de Abogados de Familia (Aeafa), María Dolores Lozano (Palma, 1966).

-¿Cuáles son los problemas familiares que más frecuentemente se dirimen en los tribunales? -Divorcios, separaciones, modificaciones de medidas, guarda y custodia, filiaciones, adopciones, liquidaciones patrimoniales, herencias, el nombramiento de un tutor y luego está la violencia de género o doméstica.

-¿Son conflictivas la mayoría de las rupturas martrimoniales?

-No, tenemos un buen índice de procesos de mutuo acuerdo. Lo que ocurre es que los procesos contenciosos tienen mucha conflictividad, por la falta de una regulación específica de custodia y uso de la vivienda familiar. La abogacía y la magistratura especializada llevamos mucho tiempo solicitando esa reforma pero ningún Gobierno pone las manos en la masa, porque es una masa que nadie quiere amasar; entre otros motivos por la oposición de un determinado sector de la población.

-¿Qué suele pesar más en un proceso de separación: el patrimonio o los hijos?

-Uno de los principales problemas de litigiosidad es la vivienda. Si fuéramos capaces de desligar los niños de la vivienda, habría menos tensiones con las custodias.

-Es decir, ¿pesa más la vivienda que los menores?

-Muchas veces sí. En la mayoría de casos es el bien más importante de una familia. Quién se queda la vivienda provoca muchos desajustes económicos, algo que afecta directamente a los niños. Siempre debemos resolver teniendo en cuenta el interés superior del menor y este debe ser que puedan estar en una casa tanto con su padre como con su madre.

-¿Divorciarse es muy caro?

-Bueno, lo de caro y barato es como todo. Creo que un asunto no es caro si te soluciona el problema. Estamos acostumbrados a pedir un préstamo para organizar una boda, y no escatimamos en gastos.

-¿Qué supuso la aprobación de la Ley del Divorcio en España?

-Fue la Constitución de 1931, durante la II República española, la que proclamó en su artículo 43, que la familia estaba bajo la salvaguardia especial del Estado. El matrimonio se fundaba en la igualdad de derechos para uno y otro sexo, y podría disolverse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de los cónyuges con alegación en este caso de justa causa. En 1981 el país volvía a admitirla de forma legal, lo que hizo posible que numerosos españoles pusieran punto final a su unión.

-¿Ser abogada de familia es defender los derechos de las mujeres o de los hombres?

-Es defender los derechos y el interés común de la familia.