En su declaración ante el juez, el exgerente del Festival, Pedro Salguero, reconoce que no era "consciente" de que se tenía que someter a la legislación pública para realizar las contrataciones. También reconoce que nunca se auditaron las cuentas del certamen "por su complejidad" y señaló que si había contratado a algún amigo suyo "es porque estaba capacitado, no por la amistad". En cuanto a no facilitar documentación al interventor general de la Agencia Tributaria, el exgerente señaló ante el juez que durante los meses en que se realizó la inspección "estaba muy ocupado" y no podía atenderlos. "Los tiempos de la Inspección de Hacienda no son los del Festival", justificó. Eso sí, advirtió que la información sobre la actividad económica del Festival la presentaba a la Consejería de Cultura y que era ésta quien debía de entregarla a la Agencia Tributaria. Salguero tenía a su cargo a dos administrativos, siendo uno de ellos la sobrina de su exmujer. También tenía a una secretaria. Además, indicó que era "consciente" de que debía de llevar los libros de contabilidad, pero que los delegaba en su jefe de administración. Mientras, el exsecretario general técnico de Cultura, Agustín Sánchez Moruno, dijo que no formaba parte de la Comisión Ejecutiva y allí se acordaban las actividades paralelas que habrían de ser asumidas económicamente por la Consejería.