Primero vieron el humo y en pocos minutos las llamas se les echaron encima. Así empezó para los vecinos de la localidad cacereña de Grimaldo una de las peores noches que recuerdan y que no olvidarán en años, no sólo por el susto, sino porque lo que antes eran alcornoques y encinas ahora sólo es ceniza.

El día después del incendio que ha dejado los alrededores del pueblo completamente calcinado, muchos vecinos reconocían la suerte de que apenas hubiera afectado a unas pocas casas: "Ha sido un milagro del cielo porque las llamas avanzaban tan deprisa que no esperábamos que quedara ninguna casa en pie", contaba una vecina cuya vivienda sólo ha sufrido daños en una pared. Sin embargo, otros como Feli no han tenido tanta suerte porque el fuego ha destrozado por completo el tejado de su casa: "Yo me he quedado en la calle y ahora estoy viviendo en el albergue de los peregrinos con mi marido y mis hijos".

Un campo de fútbol, una zona de columpios y muchas de pasto y arboleda de todo el pueblo y el interior de fincas y chalés han quedado arrasados por el fuego, pero ayer aún quedaban rescoldos y algunos vecinos se afanaban en apagarlos con cubos de agua.

De la noche del incendio, los vecinos recuerdan el susto y la impotencia que sintieron. Diógenes lleva 68 años viviendo en Grimaldo y afirmaba ayer: "No había visto nunca un fuego tan impresionante. Ha sido algo fuera de serie". Pero lejos de quedarse paralizados, todo el pueblo se movilizó para salir de sus viviendas y huir: "Cuando vimos que las llamas se nos venían encima salimos de casa con lo puesto, en nuestros coches particulares y los propios vecinos ayudamos a huir a los mayores y a una persona en silla de ruedas, en diez minutos lo habíamos desalojado". Un matrimonio que había llegado un día antes para pasar sus vacaciones cuenta que "teníamos el fuego ahí mismo, se estaba quemando la fachada y cogimos el coche. En ese momento no piensas, lo que quieres es salir".

VECINOS SOLIDARIOS

Como el resto del pueblo, pasaron miedo, por eso se quejan de que se haya informado públicamente de que fueron desalojados casa por casa: "Aquí cuando vino la Guardia Civil ya nos habíamos ido todos, fue horrible, nadie nos ayudó. Al pueblo no lo han tenido en cuenta y el fuego se les ha ido de las manos".

La mayoría de los vecinos huyó a las localidades cercanas de Holguera, Cañaveral y Torrejoncillo, pueblos a los que las familias de Grimaldo dan las gracias por la generosidad que demostraron al acogerlos: "Salieron a recibirnos con bolsas de las neveras con leche y galletas, hay que darles un diez a cada uno". Pese a todo, ninguno pudo dormir, en gran parte por la incertidumbre de no saber si sus casas habían sido afectadas por el incendio o no. Tampoco ayer esperaban dormir demasiado y se lamentaban de la pérdida medioambiental: "Encinas y alcornoques centenarios se han quemado por completo. Es una pena".