Acordarse de tomar una o dos pastillas al día no resulta muy engorroso, pero si son cinco o más y se superan los 75 años a veces sí puede serlo. Para ellos está destinada una iniciativa puesta en marcha por el SES con el propósito principal de favorecer la adherencia terapéutica de los mayores a los tratamientos farmacológicos, que en su mayoría son crónicos, y educar en el uso racional de las medicinas. Una medida, esta última, que persigue también ahorrar dinero en unas maltrechas arcas sanitarias.

El nuevo Programa de Atención a Pacientes Polimedicados se está implantando desde este mes de forma progresiva en el centenar de centros de salud extremeños. La población tomada como diana no es excluyente. La necesidad surge especialmente ante el envejecimiento de la población. Cada vez hay más mayores y la polimedicación es también más frecuente. Controlar el incumplimiento farmacológico, que es elevado, evitar riesgos y detectar las dificultades sociales que pueden estar impidiendo esa adherencia son cuestiones por las que el programa da prioridad a las personas con dificultades sensoriales, de manipulación y cognitivas.

"En la región ya existen experiencias previas en las áreas de salud de Plasencia y Badajoz, pero ahora se extiende a todas", explica el coordinador del programa, Carlos Barragán, que destaca que se trata de una iniciativa multidisciplinar que aúna con un mismo objetivo a médicos, enfermeros, auxiliares, farmacéuticos, trabajadores sociales y familiares,... La labor de estos últimos es esencial, puesto que cada tratamiento debe estar bajo la responsabilidad de una segunda persona que controlará el pastillero, la herramienta clave para favorecer el cumplimiento farmacológico y prevenir problemas.

El SES ya ha hecho una primera selección de 50.000 pacientes, ha formado a los profesionales y ha colocado carteles. A esta primera criba se irá sumando beneficiarios. Una vez captados, serán enfermeros y trabajadores sociales quienes hagan una primera valoración sobre la adherencia al tratamiento y los riesgos sociosanitarios. Estos determinarán si es candidato para optar al pastillero y reforzar la adherencia. A estos pacientes se les controlará semestralmente, al resto cada año. "Se trata de mejorar la calidad de vida", sostiene Barragán.

La medida podría contribuir a rebajar el gasto farmacéutico. "Sí se pueden ahorrar costes sanitarios posteriores, porque con una medicación controlada se evitan problemas futuros".