Por fin se empieza a hablar de turismo en La Siberia. Esto nos va a hacer 700 veces más visibles. Nos convertimos en referencia mundial. Son nuevas oportunidades para una zona que sufre cada vez más la pérdida de habitantes», expresaba con gran emoción desde París el alcalde de Puebla de Alcocer, Manuel Moreno Delgado. «En el municipio -continúa- solo teníamos un pequeño hotel. Pero desde que empezamos a pelear por este reconocimiento ha habido otras dos iniciativas más. Una mujer emprendedora de la propia localidad puso en marcha un apartamiento turístico que ahora ha homologado; y una familia que emigró a Madrid volvió para montar un hotel rural de nueve habitaciones que abrirá en menos de un mes. A ambos les he dado la noticia rápidamente para que sepan que no se equivocaban apostando por invertir aquí».

La Unesco acaba de otorgar a La Siberia extremeña la categoría de Reserva a la Biosfera. Un sello de calidad que la destaca en el mapa. Y lo que el regidor de Puebla de Alcocer describe es el principal impulso que van a tener los once municipios beneficiados por este nuevo reconocimiento internacional: el turismo sostenible como motor económico. «Más ahora que todo se mueve por geolocalizaciones», apunta.

LOS PUEBLOS / Castilblanco, Fuenlabrada de los Montes, Garbayuela, Helechosa de los Montes, Herrera del Duque, Risco, Sancti-Spíritus, Tamurejo, Valdecaballeros, Villarta de los Montes y la citada Puebla de Alcocer son las localidades que ya pueden presumir de ser Reserva de la Biosfera. De hecho algunos ayuntamientos, como el de Castilblanco (su alcaldesa y el de Sancti-Spíritus fueron los únicos que no se desplazaron hasta París), ya colgaron ayer una pancarta en el balcón principal para dar a conocer esta nueva distinción. Además, todos celebraron la noticia con un repique, al unísono, de campanas.

El Consejo Internacional de Coordinación (CIC) del programa El Hombre y la Biosfera (MaB en sus siglas en inglés), reunido en la sede de la Unesco de la capital francesa y constituido por 34 países, concedió a este rincón de la provincia de Badajoz un título que pone en valor su rico patrimonio natural (hay más de 170 especies de aves y 26 tipos de hábitats) y cultural (destaca, por ejemplo, el dolmen de Valcaballeros o el castillo de Puebla de Alcocer).

La zona alberga, además, la mayor costa de agua dulce de España con 1.022 kilómetros gracias a sus cinco embalses: La Serena, Zújar, García Sola, Cíjara y Orellana.

Cuenta con enclaves naturales como una formación rocosa similar al Salto del Gitano de Monfragüe llamada El Muro, donde nidifican centenares de buitres.

Casi la mitad del espacio forma parte de la Red Natura 2000 y 40.000 hectáreas está catalogadas como Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA). Y La Siberia cobija, asimismo, especies en peligro de extinción como el lince ibérico o el milano.

SIN UN ‘PERO’ / Sin ninguna matización, se dio el visto bueno al plan de acción de la candidatura (se presentó el 26 de diciembre de 2017 y ahora llega la resolución final). Tendrá vigor durante una década y apuesta por un desarrollo social y económico poniendo en valor las actividades tradicionales y el turismo de calidad.

La Unesco creó la figura de Reserva de la Biosfera en los años 70 para compaginar la conservación de parques naturales con el derecho al desarrollo de las poblaciones del entorno, explotando sus recursos de una forma sostenible.

Y ahora La Sibera se convierte en la primera comarca de la provincia de Badajoz con este distintivo. Es la tercera de Extremadura, ya que se suma a Monfragüe y el Tajo Internacional (ambas en la provincia de Cáceres).

La obtención de este sello de calidad supone el resultado de un trabajo de tres años en el que han participado los ayuntamientos de la zona, asociaciones locales, la Diputación de Badajoz, la Junta de Extremadura y la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG).

La delegación extremeña que acudió al acto en París estuvo integrada por los representantes de los municipios que conforman el área, el presidente de la Diputación pacense, Miguel Ángel Gallardo; la presidenta del Centro de Desarrollo Rural (Ceder) La Sibera, Rosa María Araujo; y la consejera de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, Begoña García Bernal.

El alcalde de Puebla de Alcocer cuenta una anécdota: «El embajador ante la Unesco de Rusia ha dicho públicamente que ya en su país también tienen una Siberia que es Reserva de la Biosfera, deberíamos establecer lazos para darnos a conocer en los respectivos territorios».

LOS QUE ESTÁN EN CONTRA / Pero no todo fueron alegrías ni opiniones positivas ayer. Además de los once municipios mencionados, hay otros seis que conforman la comarca pero que han preferido mantenerse al margen de este proyecto porque sus dirigentes consideran que solo va a traer «restricciones y retraso económico». Son Baterno, Casas de Don Pedro, Siruela, Garlitos, Esparragosa de los Lares y Talarrubias. El alcalde de esta última localidad, Antonio García, ponía como ejemplo: «Si resulta que un pájaro anida en un terreno, el agricultor ya no puede recoger la cosecha porque la zona está protegida». «Yo no estoy en contra del turismo, pero en estos pueblos se vive de la agricultura y la ganadería y no les puede perjudicar», añadía.

«Es un lastre para el desarrollo», agregaba el presidente de la organización agraria APAG Extremadura Asaja, Juan Metidieri. «Esta declaración supondrá que las exigencias medioambientales serán mucho más restrictivas, lo que va a limitar y dificultar la realización de cualquier actividad en la zona». «No se ha tenido en cuenta a la ciudadanía y a los agentes implicados de verdad, los agricultores y ganaderos», remataba.

A esta críticas respondía el profesor de la Universidad de Extremadura (Uex) José María Corrales: «La Unesco no impone ninguna restricción, no tiene capacidad para eso, no está dentro de sus competencias, eso es tarea de la Junta de Extremadura. Ser Reserva de la Biosfera no significa que vaya a existir más protección medioambiental», resumía con rotundidad.

Quiere decir que si ya hay áreas catalogadas como ZEPA, van a seguir con los mismos condicionantes que hasta ahora. «Quien diga que la Unesco pone restricciones es que no está bien documentado», aseveraba.

En el lado opuesto, Ecologistas en Acción, que piden aún más protección para La Siberia: «El nivel de control es bastante laxo y, a medida que pasan los años, aún más».

Y la pregunta: ¿Qué pasará con los dos grandes proyectos que están pensados para la zona, el marcroparque de ocio de Elysium City en Castilblanco y la Autovía al Levante, la conversión de la N-430? Tal y como aseguraron ayer desde la Junta de Extremadura, «la distinción medioambiental no afecta en ninguno de los dos casos, ya que se trata únicamente de un sello de calidad».