Los dos detenidos por estafar a las compañías telefónicas se hacían pasar por ciudadanos extranjeros y utilizaban tarjetas de residencia falsas (en la imagen) con su fotografía y varios nombres ficticios o de personas sin relación con la trama. Los hacían concidir con los nombres de los titulares de las cuentas bancarias a las que asociaban las líneas de teléfono que contrataban para adquirir los móviles.