"Teníamos que estar en los 85 céntimos por litro de diésel", lamenta Fernando Mena del Pueyo. El presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio de Extremadura (Aresex) critica los efectos que tiene el denominado céntimo sanitario en el precio final del combustible en Extremadura. Y muy especialmente después de que una región limítrofe, Castilla y León, haya decidido eliminarlo desde el pasado 1 de enero. De esta forma, la diferencia entre repostar en una región u otra "es de cuatro céntimos y medio". Una brecha que también existe con otras regiones, como la Comunidad de Madrid, donde el tributo es de 1,7 céntimos por litro, frente a los 3,84 de Extremadura. Por contra, en Andalucía y Castilla-La Mancha el tipo es el más elevado (4,8 céntimos por litro).

Mena asegura que hay estaciones de servicio extremeñas, especialmente algunas situadas "en áreas de servicio de las autovías", que están notando "muchísimo" el descenso de ventas. Con una capacidad en sus depósitos de "quinientos, mil, o hasta dos mil litros, si un transportista puede ahorrarse cincuenta euros, se los va a ahorrar", arguye. "La implantación de diferentes tipos de imposición provoca desvíos artificiales de consumo que causan pérdidas de eficiencia en la distribución de productos petrolíferos, dificultades comerciales a los operadores y aumento del fraude fiscal", se resalta en un reciente documento de la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP).