Estudiar fue siempre su gran pasión, pero para poder hacerlo Toñi Puerto Pavón tuvo que esperar a ser mayor. "En mi época ser mujer y estudiar era totalmente incompatible, al menos para muchas", comenta recordando que este fue su caso.Cuando contaba tan solo 8 años --hoy tiene 56-- perdió a su madre y, aunque siempre mostró deseos de aprender y facilidades para el estudio, "mi padre no me dejó hacerlo, porque nunca apoyó que las niñas estudiaran". No la dejó estudiar y, además, con tan solo 13 años la envió desde su pueblo, Torreorgaz, a Cáceres para trabajar de niñera y asistenta.Luego, con tan solo 20 años, llegó el matrimonio y, casi enseguida, los niños, por lo que su gran pasión, el estudio, se vio de nuevo aplazado. "Era feliz con mi marido y cuidando de mis tres hijos, pero sentía que me faltaba algo" y por eso, siendo ya mayor, decidió que tenía que estudiar."Comencé las clases para sacarme el certificado de estudios, lo que hoy es el graduado escolar, y la verdad es que disfruté muchísimo y, además, me hizo sentirme muy orgullosa, pues éramos muchos en las clases y solo dos lo conseguimos". Incluso, recuerda con nostalgia, "un profesor me dijo que por qué no seguía estudiando y hacía el acceso a la universidad, que tenía posibilidades". Toñi reconoce que la hubiese gustado muchísimo, pero con tres hijos e incluso algunas temporadas con la abuela en casa a su cuidado, no pudo, "y ahora ya me da pereza".Pero aún así, sigue aprendiendo a través de su otra gran pasión, los libros. "Todo el tiempo que me queda libre lo paso leyendo, una afición que me da acceso a otros países, otras culturas... a todo".