Son ya veinte años peleando, presentando denuncias y ganando en tribunales regionales, nacionales e internacionales. Lo último tiene que ver con la decisión de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) que ha dado la razón al Consejo Regulador Torta del Casar al denegar el registro a la marca asturiana ‘Torta del Cuera’. No es el único caso: a lo largo de la historia de la Denominación de Origen Protegida (DOP), múltiples competidores han querido robarle el nombre, pero no lo han conseguido. Lo explica Mario Blasco Rey, propietario y gerente de Quesos del Casar, una de las empresas con más solera de la actividad quesera en Extremadura, fundada en 1985. «Lo que no puede ser es que alguien se llame Coca Cola y aparezca Coca Refrescos haciendo bebida de Cola; mire, no». Siguiendo con el símil de la multinacional estadounidense, Javier Muñoz Pérez, director de la DOP Torta del Casar, nos recibe en la quesería Los Casareños mientras realiza una auditoría de control, y resume la situación con la frase: «Esto es Coca Cola contra Coca Conga».

Este último litigio forma parte de esa lucha constante de las siete queserías de la región que componen la denominación de origen casareña, obligadas a estar siempre en continua alerta porque otros competidores quieren aprovecharse de su crédito. «Torta del Casar es una figura de calidad diferenciada y protegida por la legislación de la Unión Europea. Es cierto que también se utiliza como marca, en el sentido de que representa a un producto concreto», explica Muñoz Pérez. «Es una marca reputada, conocida y de prestigio que ha ido creciendo en conocimiento en estas dos décadas y según va aumentando esa notoriedad van saliendo competidores que quieren copiarla», lamenta.

«El del Casar es un queso especial, con unas características distintas, muy apetecible para el mercado, al ser diferente por su forma de abrirlo, por su blanda textura… Entonces llegan los plagiadores, que quieren asimilarse a un producto asentado y que funciona. Pero cualquier queso blando no es Torta. Nosotros decimos que Torta del Casar es una cosa y el resto son quesos de pasta blanda», afirma tajante el director de la DOP.

La reciente decisión de la OEPM arrastra muchos quebraderos de cabeza para los queseros de esta parte de Extremadura, les obliga a estar en permanente vigilancia y eso tiene un alto coste económico, con profesionales que se dedican de manera específica al rastreo de las marcas que se registran en las oficinas de patentes a nivel europeo. Juicios, oposiciones, pleitos, recursos… Algunos se resuelven muy pronto, otros son demasiado duraderos en el tiempo. «Es estar siempre a la que salta, a ver a quién se le ocurre esta vez. Ahora ha sido a la Torta del Cuera, pero hace cuatro días conseguimos una nueva decisión a nuestro favor del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que denegó la marca Torta de Pinto Extremeña», desvela Javier Muñoz.

Nombres ni parecidos

Ya no es solo un derecho de marcas, va más allá, se trata del derecho de la protección que da la Unión Europea a las DO. «No se pueden utilizar los mismos nombres, ni similares, ni parecidos ni que evoquen al original», insiste el director. Y es que la Denominación de Origen es una marca que representa a un producto tradicional, elaborado de una forma específica. «No se trata meramente de comparar un nombre con otro nombre», subraya Muñoz. Defender este posicionamiento hace que los empresarios deban lidiar en los tribunales de justicia. Les avalan múltiples resoluciones que han dicho siempre lo mismo: «Torta no es un tipo de queso, torta es una parte del nombre del queso Torta del Casar». Sucedió en diciembre del 2017 durante el sonado conflicto con el Queso de La Serena. Llegaron al Tribunal General de la Unión Europea y ganaron después de que este anulara la resolución de registro de la marca Queso y Torta de La Serena e indicara que la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE omitió ilegalmente apreciar la cuestión de si el término Torta era una denominación tradicional no geográfica, lo que según Muñoz desmontaba el argumento de que no existe riesgo de confusión entre las marcas en conflicto y que Torta es un nombre genérico.

Hay que luchar por una tradición de siglos cuyas referencias iniciales escritas datan de 1600, cuando los casareños empezaron a elaborar tortas, un proceso que culminó en 1994 con las primeras reuniones de ayuntamiento, queseros y Junta de Extremadura hasta que la Unión Europea reconoció esta DO por su carácter diferencial. Casar de Cáceres pasó de hacer 3.000 kilos en dos o tres queserías a las siete que actualmente sacan al mercado 350.000 kilos. Y todo ello sin perder su carácter artesanal, hecho a mano y que ha conseguido un nombre que llega a los cinco continentes. Está en Estados Unidos, México, Marruecos, Países Árabes; 10.000 o 15.000 kilos pueden salir fuera aunque el principal mercado está en España y en Europa.

Detrás de estos números hay trabajadores y empresarios. Ramón Bello es director técnico de Iberqués Extremadura. «Es lógico que salgan imitadores porque Torta del Casar es un producto genuino, único y excepcional, que parte desde el ordeño, con ganaderías que están muy controladas y aportan una leche que nos permite hacer unos quesos de gran calidad». Opina lo mismo el gerente de esta empresa, Aquilino Pereira. «La sentencia nos favorece y estoy contento porque cada vez se va protegiendo más un producto inigualable, internacionalmente conocido», sostiene. Pereira insiste en la necesidad de realizar acciones comerciales y de marketing en las que se inculca que «la Torta es del Casar, no hay Torta de Badajoz o del País Vasco». Recién premiado con la mejor Torta del Casar entre las queserías de la denominación, su empresa lleva seis años en el mercado y produce 35.000 kilos anuales.

Este es un negocio que conoce bien Mario Blasco Rey, que fue cofundador de la Denominación de Origen. «De nada servía intentar defender un producto como la Torta del Casar, que era excepcional a nivel nacional e internacional si el nombre Torta no llevaba su apellido, que era del Casar». Según el empresario, «los problemas empezaron cuando desde la propia administración se permitió creer en la idea de que la palabra Torta se podría utilizar en cualquier queso de pasta blanda. Sabíamos que a partir de la presentación de la Torta del Casar en el mercado iban a proliferar un montón de quesos parecidos, con leche de vaca, con leche de cabra, o con leche de búfala, daba igual. Querían convertir la Torta en un genérico y con ello perdería el prestigio y las cualidades diferenciadoras que tiene porque aparecerían en el mercado otras tortas que no tendrían absolutamente nada que ver con la nuestra».

Sacar tajada del prestigio

El reconocido quesero lo tiene más que claro: «Todo lo que sale después del año 1999 lo que busca es sacar tajada del prestigio y del precio de la Torta del Casar, vendiendo más barato un producto parecido, aprovechándose de toda la publicidad y de toda la inversión que año tras año realizamos». Blasco Rey destaca que no se puede confundir al cliente, porque cuando lo haces, «generas un problema de imagen de marca y al final es difícil posicionarte». Relata su postura: «Son nichos de mercado. Estamos hablando de más de 300.000 kilos de un producto como Torta del Casar a nivel nacional. Imaginen que van a un sitio a comprar un producto que les han dicho que es muy bueno y se encuentran cuatro tortas, de diferentes tipos de leche y localidades, y una de Torta del Casar a 25 euros y otra a 15 euros. Eso genera dudas en el consumidor porque hay 10 euros de diferencia entre una y otra».

Por ello, el objetivo comercial es situar la Torta del Casar en la gama Premium de los quesos y para eso la marca es muy importante. La quesería Quesos del Casar produce unos 130.000 kilos de torta; entre vaca y cabra llegan a producir un millón de kilos al año. Tienen dos marcas, Gran Casar y Doña Engracia, pero en la DOP hay otras ocho o 10 marcas más. Sin embargo, «la mayoría de los consumidores no distinguen las marcas propias, identifican la marca Torta del Casar. Cuando sales a Estados Unidos la reseña de marca es aún más complicada, pero sí reconocen Torta del Casar, con lo cual si no defendemos el producto, sería imposible vender fuera a los precios que vendemos. Aquí vendemos a 25 euros, pero fuera, entre tasas, transportes y de más, la Torta puede llegar a los 70 dólares el kilo de queso, y a ese precio tienes que tener muy claro lo que estás comprando porque ese dinero no lo paga cualquiera».

Diego Lindo Muñoz, maestro quesero y gerente de Doña Francisca, critica el aprovechamiento injusto que otros empresarios han realizado de la Torta del Casar. «Nos cuesta mucho esfuerzo y dinero poder mantenernos y seguir creciendo». Alaba la lucha de la DOP: «hay que denunciar para defender nuestra imagen de marca». Como el resto de queseros, asegura que ahora sí se sienten protegidos por la Junta de Extremadura. «El tiempo pone a la gente en su sitio y hemos demostrado que ganaderos e industriales estamos luchando por algo que merece la pena. Y ahí está la prueba, que los tribunales nos dan la razón». 60.000 kilos de torta cada doce meses y una veintena de trabajadores impulsan este proyecto. Diego Lindo no se anda con rodeos a la hora de defender este rico manjar y una de las joyas de la gastronomía extremeña: «Hacemos lo que hace Coca Cola, ni más ni menos».