No es lo habitual, pero las oenegés también cubren en ocasiones el vacío que no alcanza el trabajo precario. "En algunas ocasiones hemos ayudado a pagar recibos a personas que, aún teniendo trabajo, no llegan", reconocen en Cáritas de Plasencia. Habitualmente se trata de contratos muy precarios o bien que llegan en un momento en el que la situación es tan frágil que necesitan del apoyo de las organizaciones sociales hasta que la situación económica pueda estabilizarse. "Suele ser una ayuda muy puntual, lo habitual es que ese primer mes le paguemos el recibo y luego no necesiten de nuestra intervención", señalan.

En otros casos se trata de empleos ocasionales en la economía sumergida (principalmente como empleadas de hogar) que tampoco dan para mucho. De hecho, las oenegés subrayan que el perfil de la pobreza sigue teniendo rostro de mujer. Aunque tras ella hay una familia e hijos, e incluso abuelos, que a través de una mínima pensión soportan el sustento de toda la familia.