Tras celebrar que habrá ayudas europeas en la nueva PAC, el tabaco vuelve a estar en el punto de mira. A principios de julio el Parlamento Europeo y los Estados miembros definirán cómo quedará la nueva directiva europea sobre productos del tabaco, si aceptan la propuesta de revisión de la Comisión Europea que presentó el pasado 19 de diciembre o se introducen modificaciones que podrían alargar la aprobación de la medida hasta final de año. Hasta despejar esa incógnita quedan por delante tres meses de trabajo decisivos para el futuro de un sector del que depende 20.000 familias extremeñas.

La postura de Extremadura, que produce el 93% del tabaco del país, está clara desde que Bruselas planteó revisar la Directiva del 2001 sobre productos del tabaco tras una década en la que se han experimentado numerosos cambios, entre ellas la obligatoriedad del acatar el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el control del tabaco. La complejidad está precisamente en eso, en buscar la equidad entre la protección de la salud, el principal argumento de la Comisión Europea para cambiar las reglas del juego, y la pervivencia de un sector que crea 56.000 empleos directos en España y el año pasado dejó una recaudación de 9.300 millones.

Pero ese equilibrio parece que brilla por su ausencia. Según explica el portavoz de la Mesa de Tabaco --que agrupa a agricultores, industrias, cigarreras y estanqueros ante la revisión europea--, Juan Páramo, las medidas contempladas en la directiva propuesta por la Comisión Europea "no tienen ninguna base sólida que avalen que se va a reducir el consumo e impedir el acceso de los menores al tabaco y, sin embargo, sí ocasionaría pérdidas de puestos de empleo y menos recaudación porque se vendería menos, más barato y crecería el contrabando".

Estos serían los efectos de aplicar la directiva tal y como ha salido de la Comisión Europea --ahora deben pronunciarse el Parlamento y el Consejo--, que contempla tres aspectos conflictivos. El primero de ellos es la estandarización de formatos y sabores, lo que supone que todos los productos sean iguales.

El segundo punto caliente es aumentar el tamaño de las advertencias sanitarias en las cajetillas, pasando de cubrir un 40% al 75%, limitando el espacio para la marca comercial; y en tercer lugar lo que se conocen como actos delegados. Esto significa que la Comisión Europea se queda con la potestad para regular a posteriori aspectos tales como la cantidad de nicotina y alquitrán que pueden llevar los productos del tabaco, el tamaño o la colocación de las advertencias. "Los actos delegados son una herramienta legal que existe para elementos accesorios, no esenciales, pero en este caso hay actos delegados sobre elementos esenciales", añade Páramo. "Esto crea una inseguridad jurídica al sector y puede que afecte de forma significativa al tipo de tabaco que se está cultivando hoy en día en Extremadura".

Además de esto, las consecuencias de estandarizar productos y prohibir otros como los cigarros mentolados, hará que la calidad deje de tener importancia con lo que se eliminan todos los elementos de competencia y la única referencia será el precio. Eso supondrá un empobrecimiento de toda la cadena de valor del sector, además de un aumento del comercio ilícito, señala. "Si a los consumidores les prohíbes unas marcas o productos acudirán al contrabando: menos recaudación legal y nuevo empobrecimiento de la cadena", añade el portavoz de la Mesa de Tabaco.

APOYO CONJUNTO Con estos argumentos básicos, el sector ha encontrado el respaldo del Gobierno estatal y autonómicos, entre los que está Extremadura. De la mano, defenderán en estos tres meses una postura común de equilibrio que permita mantener un sector vital para esta región y la salud.

"El tabaco es ya el producto más regulado del mercado, no nos oponemos a una nueva regulación, pero la Comisión pretende imponer medidas restrictivas extremas que no conducen a reducir el consumo", insiste Páramo. La misma opinión comparten las autoridades regionales, que desde hace meses mantienen una lucha continua en defensa del sector tabaquero y contra la propuesta por Europa.

Para el consejero de Agricultura, José Antonio Echávarri, la nueva directiva tendrá un impacto muy perjudicial para los intereses de Extremadura. "Dejar menos espacio a la publicidad, que las cajetillas sean todas iguales, que los cigarrillos no puedan ser distintos, que no se les pueda echar ciertos ingredientes creo que científicamente no está probado que sirva para dejar de consumir y sí puede provocar un importante contrabando del tabaco, además de menos recaudación fiscal para los Estados", insiste Echávarri. Por ello confía en que se acepten modificaciones a las propuestas en trámite parlamentario, "porque todo lo que sea producir menos tabaco sería perjudicial para los 3.000 cultivadores extremeños y las 20.000 familias que viven alrededor de este producto".

MONAGO, PONENTE El presidente extremeño, José Antonio Monago, será el encargado de representar a España en el Comité de las Regiones --un órgano no vinculante pero de consulta obligada en la UE ante de la toma de decisión de la Comisión Europea-- y de exponer el dictamen con la asesoría del director de la Organización Interprofesional del Tabaco, Ricardo Miranda. El documento recoge las aportaciones del sector productivo y de transformación del tabaco en España y expertos europeos. Monago aboga por mantener el relevante papel que el tabaco juega en el futuro de la comunidad y confía en que Europa de marcha atrás. "No puede limitar un sector que ha incentivado", y para el que no existen alternativas.

El objetivo del dictamen que elabora la región es buscar una posición común, encontrar un binomio perfecto entre la protección de la salud y de un sector que emplea a miles de personas y contribuye al desarrollo rural de muchos entornos, incluido el norte de Cáceres. "Eso se consigue con educación e información no con restricciones extremas", concluye Páramo.