La Federación de Industria y Trabajadores agrarios de UGT, manifiesta su honda preocupación ante la incertidumbre que rodea a la nueva Política Agraria Comunitaria (PAC) del tabaco y que entrará en vigor para el periodo 2014-2020. La falta de transparencia en la búsqueda de soluciones de futuro y la disparidad de propuestas provenientes de distintas fuentes está creando un clima de confusión y desánimo en un sector que es el principal motor económico de las comarcas del Norte de Cáceres, según un comunicado del citado sindicato, que firma esta mañana el Secretario General de la Sección Sindical Estatal de CCETARSA-UGT, Joaquín Bote.

“Desde esta Federación de Industria y Trabajadores Agrarios de la Unión General de Trabajadores queremos llamar la atención sobre el verdadero valor del cultivo del tabaco, su transformación, y lo que representa el sector en su conjunto”, indica la nota de UGT. En este sentido señala que la producción nacional abarca unas áreas muy concretas donde se concentra la mayoría de la producción, ya que el cultivo se asienta (más del 90%), en Extremadura, junto con la provincia de Granada (Andalucía), y zonas limítrofes de Castilla-León y Castilla-La Mancha. Sobre todo en Extremadura, en la zona norte de Cáceres el tabaco es un monocultivo de valor incalculable, no solo por la carencia de infraestructura industrial, sino por ser el soporte socio-económico insustituible, y un pilar fundamental de las economías de muchos pueblos y de una importancia medioambiental considerable.

En España, el cultivo del tabaco supone casi 3.000 empleos directos y genera un millón de jornales directos, a los que hay que sumar alrededor de otros 400.000 jornales indirectos en empresas de primera transformación y servicios. Ningún otro cultivo genera tal nivel de valor añadido y reparto económico, calculándose que alrededor de 20.000 familias cultivan, transforman o trabajan en empresas de servicio en las zonas tabaqueras.

Desde el primer estudio publicado por la Comisión Europea, en los años noventa, se ha demostrado una y otra vez que es un cultivo propio de zonas marginales, zonas económicamente desfavorecidas e industrialmente débiles. No debemos olvidar que la producción es deficitaria en España, y en Europa, y que el consumo obliga a grandes importaciones de países en vías de desarrollo cuyas políticas sociolaborales y exigencias en salubridad están lejos de las exigencias que la Unión Europea tiene implantadas en todo su territorio. Siendo todo esto contrario a la lógica de una política de desaparición de las ayudas al cultivo.

Ante semejante cúmulo de circunstancias, la cantidad de trabajadores implicados en todos los eslabones del sector y, sobretodo en las industrias de primera transformación, cuyos trabajadores son totalmente dependientes de la existencia del cultivo y, sin embargo, no han sido tenidos en cuenta en esta reconversión agrícola, esta Federación cree firmemente en los siguientes puntos:

Se deben recuperar las ayudas al cultivo como parte fundamental del nuevo sistema de apoyo a la producción, que permita el mantenimiento de las industrias de primera transformación y que ese valor añadido industrial siga repercutiendo en las comarcas productoras.

Los planes de Desarrollo Rural deben velar por la continuidad del cultivo como un baluarte para fijar la población, evitar el éxodo rural y asegurar la permanencia de las industrias de primera transformación en áreas donde el tejido industrial es casi inexistente.

Debe reconocerse, de una vez por todas, que el cultivo del tabaco es un cultivo insustituible por sus especiales características y las circunstancias propias de las zonas productoras.

Finalmente, y no por ello menos importante, debe reconocerse a los trabajadores de las industrias transformadoras como trabajadores afectados por esta reconversión y, por lo tanto, con pleno derecho a participar en la elaboración de Planes Sociales específicos para este sector.

Por tanto la Federación de Industria y Trabajadores Agrarios de UGT espera de las Administraciones implicadas, ya sea de carácter local, regional, autonómica, estatal o europeas que todas estas consideraciones sean tenidas en cuenta. Al mismo tiempo, espera que los trabajadores de las transformadoras no sigan siendo los grandes olvidados e, inevitablemente, sean reconocidos como afectados en caso de caída de la producción del tabaco.

Por último la citada Federación no alberga ninguna duda que actuará para reivindicar los legítimos derechos de los trabajadores de la industria, del sector del tabaco y de la agricultura ya que no hay mejor desarrollo rural que invertir en algo existente cuyos resultados han sido tan positivos durante décadas.