Víctor Sánchez Béjar es un físico cacereño que desarrolla su carrera de investigador en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Allí hizo su tesis doctoral y tras varias estancias postdoctorales en diferentes lugares, volvió con un contrato de investigación Ramón y Cajal al centro canario donde quiere estabilizar su carrera científica. Con ese fin solicitó una de las 250 plazas que cada año oferta este programa --Ramón y Cajal-- del ministerio de Ciencia e Innovación, una iniciativa que se creó en el 2001 para recuperar cerebros fugados y evitar con ello derrochar el dineral que se invirtió en su formación. Esta es la única vía reglada para conseguir la estabilidad en este oficio, pues el centro o universidad donde el investigador trabaja durante cinco años se compromete a darle empleo estable si supera las dos evaluaciones a las que se somete.

Pero a un año de concluir su contrato, Sánchez no ve muy claro esa posibilidad en Canarias. En los últimos años el Gobierno central ha rebajado hasta un 30% los fondos destinados a I+D en España y por ello, desde hace años el número de puestos estables en la ciencia no absorbe la demanda de los científicos Ramón y Cajal, altamente cualificados.

"No solo estos contratos, también los postdocs en etapas previas se han visto afectados por los recortes". Así lo recoge una carta, promovida por el físico extremeño y otros colegas, que han firmado más de 2.000 investigadores de país y de fuera antes de entregarla en el Congreso la semana pasada. Sus quejas no son nuevas, pero han aprovechado la tramitación parlamentaria de la Ley de Ciencia para alzar la voz contra la fuga de cerebros y los recortes que traerán al "vagón de cola" a la ciencia. Piden que se cumplan los compromisos de los contratados Ramón y Cajal creando un número suficiente de puestos estables, que los recortes no afecten desproporcionadamente a la I+D, sustituir becas por contratos, regular la etapa postdoctoral, planificar los recursos,...

Apoyo extremeño

"Los recortes en la oferta de empleo público están dejando en la calle a investigadores expertos que ante la ausencia de una carrera investigadora en el país, se van al extranjero para poder seguir desempeñando su labor con garantías", comenta Víctor Sánchez. Y esa es una de las posibilidades que este extremeño contempla cuando termine el Ramón y Cajal aunque tenga que movilizar a su familia. Como él, directores de centros del CSIC, catedráticos, profesores, jóvenes científicos,... se han sumado a la reivindicación. También hay profesionales de la Universidad de Extremadura, y aunque muchos desconocen el manifiesto, sus pretensiones van por el mismo camino.

"El problema es que hay becas para etapas anteriores y posteriores al doctorado pero no existe un mecanismo para que los investigadores se reinserten laboralmente", apunta el profesor de la facultad de Ciencias de Badajoz Pedro Fernández Salguero. Cree que es necesaria una planificación a largo plazo y establecer unas pautas para que la gente que mandamos fuera pueden regresar. "La vuelta es el cuello de botella". Estos mecanismos son más necesarios si cabe en Extremadura, donde "es muy difícil atraer a gente; hay menos recursos y no se puede competir en muchos campos". Por eso "es necesario crear plazas de investigador", que en la Uex conllevan carga docente.

Ese es uno de los compromisos del nuevo rector de la Uex que en más de una ocasión ha manifestado la necesidad de crear la figura única de investigador y atraer a más talento. Es también un objetivo que contempla la primera Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación extremeña y la ley nacional.

Once contratos en la Uex

Contrario al pesimismo de Sánchez para estabilizarse, Joaquín M Rodríguez León quiere ser más positivo. El es uno de los cinco investigadores contratados en la Uex con el programa Ramón y Cajal --desde el 2001 solo ha habido once--. Le faltan dos años para finalizar su contrato en la facultad de Medicina y espera poder optar a alguna plaza en la facultad para seguir con la labor investigadora y docente que ahora desarrolla.

Tras estudiar Biología y hacer el doctorado en la Uex, Rodríguez trabajó seis años en la Academia de Ciencias de Lisboa y otros tres en el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona. Hace tres años solicitó un contrato Ramón y Cajal para asentar su carrera y optó por hacerlo en la Facultad de Medicina de su ciudad. Allí investiga cómo se comportan las células durante el desarrollo embrionario para formar las extremidades y las posibilidades de la regeneración. Tiene que demostrar cada cierto tiempo que lo que hace tiene resultados y por eso dice que no espera un puesto de funcionario, sino seguir desarrollando su labor de forma estable pasando evaluaciones.

"En tiempos de crisis, la ciencia siempre ha salido mal parada porque nuestro trabajo no se ve día a día, pero no deben olvidarse de que la investigación es el motor de la sociedad", comenta el investigador pacense de 37 años. Esta misma idea y las reivindicaciones del colectivo las comparte el catedrático de la Facultad de Ciencias de la Uex, Alejandro Martín. "La estabilidad para los investigadores es cada vez más complicada". "Me gustaría ver que esas buenas intenciones del Ramón y Cajal se siguen materializando porque si tras cinco años un investigador tiene que desaparecer se pierde el conocimiento de un doctor cualificado y se resiente toda la línea de investigación".