Mil quinientos extremeños sufren algún tipo de transtorno psíquico grave o crónico en la actualidad, pero uno de cada cuatro verá resentida su salud mental a lo largo de su vida. Detrás de cada número hay una historia que en días como ayer, cuando se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental, se tratan con normalidad pero no ocurre lo mismo el resto y eso es precisamente lo que más perjudica a este colectivo. "El estigma sigue siendo el principal problema para estos enfermos. El rechazo social de la población sigue existiendo y eso aboca a estas personas rehuyan", explica Antonio Lozano, uno de los responsables del Observatorio de la Federación extremeña de familiares y personas con enfermedad mental (Feafes), que aglutina a once asociaciones en Extremadura y a más de 2.000 familias.

Con este objetivo, los responsables de la federación en Cáceres instalaron ayer --otros colectivos celebraron este día el pasado viernes-- grandes carteles en el centro comercial Vía de la Plata para lanzar mensajes positivos sobre estas patologías, que además se están incrementando con el desánimo de la crisis económica. "La inestabilidad con la que vivimos hoy en día se refleja también en una inestabilidad emocional y es cierto que ahora se está detectando un incremento de personas que buscan ayuda en profesionales psicólogos y psiquiatras". Esquizofrenia, trastornos de personalidad, trastornos del estado de ánimo y depresión mayor son las patologías más frecuentes entre los extremeños afectados por algún tipo de problema mental.

CARENCIA ASISTENCIAL

Además del estigma, Lozano añade la falta de recursos en la comunidad con que los enfermos se encuentran en muchas ocasiones. "Hay una necesidad urgente de crear recursos asistenciales", señala el responsable, "centros o pisos tutelados que permitan a los enfermos encontrar el apoyo y la atención que precisan". Un ejemplo es que el Centro Sociosanitario de Cáceres solo cuenta con 25 camas en su unidad de enfermos mentales.

Así se difundió ayer en el acto reivindicativo de Cáceres en el que además la presidenta del colectivo, Felipa Malpartida, y el gerente, José Félix Miñambres, recordaron que con frecuencia se relaciona la enfermedad con la violencia o el maltrato, "pero eso no se ajusta a la realidad". Posteriormente, la edil cacereña de Asuntos Sociales leyó un manifiesto que aboga por dictaminar un ordenamiento jurídico que promueva la integración de los enfermos para evitar que sigan sufriendo exclusión social. El objetivo que ayer enfermos y familiares volvieron a recordar es que todos los extremeños puedan satisfacer sus necesidades en igualdad de condiciones.