De momento no se han dado pasos firmes para reabrir las minas de uranio en Extremadura, pero dos de las principales empresas del sector, la canadiense Mawson Resources y la australia Berkeley, ya han tomado posiciones sobre los yacimientos de este mineral en la región ante la posibilidad de que, en los próximos años, suba el precio internacional del uranio y sea rentable explotar estos recursos.

Desde el 2007 ambas compañías han obtenido varios permisos para estudiar las concentraciones de uranio en diversos enclaves de Extremadura. Se trata de autorizaciones que concede la Junta para un plazo de tres años y que solo permiten trabajos de investigación. Para explotar los yacimientos es necesario un trámite administrativo adicional, y, hasta el momento, no hay ninguno concedido o en curso.

Ahora mismo solo están en vigor tres autorizaciones de investigación. Se trata de las concedidas a Berkeley en los parajes Olmos (entre Arroyo de la Luz, Brozas, Casar de Cáceres, Garrovillas y Navas del Madroño) y Almendro (entre Bohonal, Castañar de Ibor, Garvín, Peraleda de San Román y Valdecasas de Tajo); así como la que posee la empresa pública Enusa --dedicada a la fabricación de combustible nuclear-- en la antigua reserva nacional minera de La Haba (junto a Don Benito). Con anterioridad Berkeley también ha investigado en el Quejigo (entre Acehúche, Ceclavín y Portezuelo), mientras que Mawson Resources se hizo con la cesión de los permisos de Enusa y ha realizado prospecciones en el entorno de Albalá, donde ya existieron minas de uranio hasta los años setenta. No obstante, las autorizaciones de esta compañía canadiense caducaron a finales del 2009, sin que haya presentado nuevas peticiones.

De este modo, solo Berkeley mantiene sus trabajos en suelo extremeño. "Ahora estamos evaluando solicitar permisos de investigación adicionales para algunas cuadrículas mineras disponibles", explica Martín Ruipérez, responsable de Comunicación y Relaciones Externas de Berkeley en España. Sin embargo, pese a este interés, las prospecciones ya realizadas no han sido demasiado positivas. "Estos recursos de uranio tienen una riqueza discreta", explica en referencia, sobre todo, al paraje situado en Los Ibores, donde han desarrollado estudios de forma más intensa. Ante estos resultados, la empresa australiana no se plantea, de momento, abrir ninguna mina en la región.

"ESPECULACION" "Las posibilidades de explotación del uranio en Extremadura no son claras, porque el sector nuclear español está parado y sin previsión de nuevos reactores, que es lo que podría hacer interesantes los yacimientos de la región", sostiene Majín Murillo, presidente de la Sociedad Geológica de Extremadura. En su opinión, esta actividad, como el resto de la minería, "está sujeta al mercado: necesita una demanda alta y precios muy elevados. Eso ahora no se da". Coincide con él Francisco Castejón, físico nuclear del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y de Ecologistas en Acción. "Estas empresas tratan de tomar posiciones ante un posible renacimiento nuclear. Son movimientos especulativos y las investigaciones les supone un esfuerzo económico pequeño e incluso rentable, porque sus acciones suben cada vez que toman posición en un país", apunta.

Según estimaciones de estas fuentes, para que los yacimientos extremeños sean rentables los precios del uranio en el mercado deberían superar los 130 dólares la libra (102 euros por cada 453 gramos, aproximadamente). Eso ya ocurrió en el 2007, antes de la crisis, y desencadenó el interés de estas empresas por los yacimientos españoles. Por tanto ahora tendría que triplicarse el precio actual del mineral (próximo a 50 dólares la libra) para que las minas de la región fueran rentables. Así lo reconocen desde Berkeley: "los yacimientos extremeños no están agotados. Serán variables como el precio del uranio y su evolución las que determinarán la reactivación del interés por ellos".