Quien esperara ayer conejos en la chistera de Vara que se quede sentado porque, por no haber, no trajo ni chistera. El presidente extremeño no es de grandes bombos y alharacas, y lanzó un discurso más institucional que otra cosa, repasando los logros cosechados desde que llegó al gobierno hace un año, todos ellos de corte social, para acabar realizando una llamada a la unidad de todas las fuerzas políticas, sobre todo ahora que llega la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica, y concluir con lo que, en su opinión, debe ser una nueva estrategia regional, la economía verde, lo cual dejó patidifusa a toda la oposición y parte de su grupo. Recordó a aquella vez que Ibarra lanzó la estrategia de la Sociedad de la Información y dijo ante las críticas del entonces líder del PP, Carlos Floriano y del resto de su grupo que eran más viejos que el hilo verde. Y se quedó tan fresco.

Vara no tiene dinero y, en consecuencia, ha dejado a un lado los grandes anuncios o realizaciones. Con solucionar los problemas de la gente y que Montoro le deje en paz parece conformarse. Por eso, el tono conciliador no se rompió en ningún momento más que al final, cuando señaló que su gobierno no había tenido "ni pacto de La Corrala", en alusión a las conversaciones con Podemos para negociar su investidura, ni "gran coalición" en referencia al acuerdo de presupuestos alcanzado con el PP este año cuando no fraguaron las negociaciones con la formación morada.

Es de suponer que su estrategia de ofrecer la mano se traduce en dejar la pelota en el tejado de Monago, dado que representa el grupo mayoritario, pero también en el de Jaén y Domínguez, líderes de Podemos y C's. De ellos dependerá que hoy, que continúa el debate, se presenten en la Cámara para hacer amigos o todo lo contrario: para ponerlo a escurrir. Ojito de todos modos, la gente está harta de peleas y la conciliación reporta más apoyos que las pugnas. Veremos.