Más de dos millones de euros en indemnizaciones. La conductora del vehículo implicado en el accidente del autobús de Auto-Res en mayo del 2003, que se saldó con dos muertos y 46 heridos, ha sido condenada por el Juzgado de Instrucción Número 1 de Trujillo como autora de dos faltas de homicidio imprudente y otras 25 de lesiones imprudentes tras quedar demostrado que fue la responsable del siniestro. La multa por ambas penas es de dos meses y asciende a 1.200 euros, a razón de una cuota diaria de 20 euros, y a la privación de conducir vehículos durante un año.

La sentencia absuelve al conductor del autobús de la empresa que cubría la línea Cáceres-Madrid cuando se produjo el accidente en la antigua carretera de Trujillo, acusado también de homicidio imprudente y lesiones imprudentes.

El fallo del juez condena a Victoria Sandra C. B. al pago de las indemnizaciones por un montante total de 2.187.000 euros en concepto de responsabilidad civil y a la compañía Prosperity, Sociedad Anónima de Seguros Generales, "a abonar, solidariamente, estas cantidades" a las víctimas. Además, esta empresa tendrá que hacerse cargo de los intereses de las indemnizaciones ya reconocidas por los afectados. En el juicio oral celebrado a principios de marzo pasado, la petición de las víctimas rondaba los 12 millones de euros.

INVASION DEL CARRIL En su exposición de motivos, el juez considera probado que la conductora "dejó de prestar atención a la conducción en un tramo en buen estado de conservación y sin elementos deslizantes, iniciando su vehículo una progresiva y constante invasión del carril contrario de la circulación". Según el texto de la sentencia, el conductor del autobús se percató de ello, advirtiendo a la mujer de lo que estaba ocurriendo. Tras volver a su carril en un primer momento girando bruscamente a la derecha, realizó una nueva maniobra que le hizo perder el control, invadiendo de nuevo el carril contrario y chocando contra el ángulo izquierdo del autobús y, seguidamente, con el resto del lateral contiguo de la estructura. Cuando la conductora perdió el control se encontraba a 40 metros del bus y circulaba a 109 kilómetros en un tramo limitado a 100.

Tras la colisión, según especifica la sentencia, "el Renault Clio salió despedido hacia el exterior de la parte derecha de la calzada, quedando parado en la cuenta". El usuario que ocupaba el asiento de copiloto salió despedido y falleció en el accidente.

Sin embargo, el autobús, pese a tener el freno accionado, siguió desplazándose hacia la derecha y se salió parcialmente de la vía por el margen derecho, volcando y desplazándose unos ocho metros sobre la calzada. Los viajeros quedaron en su interior, saliendo unos por su propio pie y otros con la ayuda de los servicios de emergencias. Uno de ellos falleció por el choque.

Las pruebas de alcoholemia practicadas por la Guardia Civil a ambos conductores arrojaron resultaron negativo. La sentencia considera también probado que el usuario del Renault Clio y una de las ocupantes del autobús fallecieron en el accidente y que los demás viajeros sufrieron lesiones y algunos de ellos daños materiales en sus pertenencias.