«Formáis parte de la historia de este país y nos estáis haciendo mejores». Un acto celebrado ayer en Badajoz con la presencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha rendido homenaje a las víctimas extremeñas del terrorismo, a quienes destacó como un ejemplo a seguir. Según el ministro, son «patrimonio del país» por su entereza, ya que con su dolor y sus heridas han permitido que se pueda seguir viviendo en libertad y con derechos «totalmente firmes». En total, 10 víctimas que han sufrido la lacra del terrorismo de ETA y yihadista recibieron las Reales Órdenes de Reconocimiento Civil. Una de ellas, la de José María Piris, llega a título póstumo, pues falleció en el atentado de Azkoitia (Guipuzkoa) en 1980.

En su intervención, Grande-Marlaska reiteró que España está «comprometida» con la lucha antiterrorista en el país y «contra todo terrorismo en cualquier lugar del mundo». Asimismo, ha agradecido a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el esfuerzo de muchos años realizado contra ETA, ya que «el imperio de la ley no podía claudicar ante el terrorismo», así como a la República francesa como un elemento «imprescindible y necesario» en este sentido.

«Las víctimas formáis parte de la historia de este país y vosotras nos estáis haciendo mejor, lo que el terrorismo nos hizo peores vosotras nos hacéis mejores» apuntó Grande-Marlaska. Así, el ministro agradeció la presencia en el acto de representantes de las asociaciones de víctimas del terrorismo y de los «tristemente» condecorados por hechos que causaron «heridas en el cuerpo y en el alma». Consideró que las personas distinguidas en el mismo representan cómo el terrorismo ha afectado a todos los ámbitos y tanto a adultos como a niños, «destrozando vidas» como la de José María Piris. En su opinión, las víctimas del terrorismo y las asociaciones de las mismas han dado «la dignidad a toda la sociedad». Por ello, lamentó que el País Vasco «cerrase los ojos» en los años más duros de la actividad terrorista de ETA y no despidiese a las víctimas extremeñas con el dolor y el cariño que eran precisos, un hecho del que era responsable «toda la sociedad».

En este sentido, señaló que «se tardó mucho en plantar cara al terrorismo», aunque fuera solo con actitudes como las de reconocimiento. No obstante, valoró que esto finalmente sucediera y que la sociedad vasca se levantara, algo en lo que a su juicio tuvieron mucho que ver las asociaciones de víctimas.

Por su parte, la delegada del Gobierno en Extremadura, Yolanda García Seco, resaltó la celebración de estas iniciativas para llevar los testimonios de las víctimas a los jóvenes pues «quienes no han vivido esa sociedad fustigada por el terror deben saber que en esa historia hay víctimas y culpables».

Por último, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, valoró la importancia de este tipo de homenajes a quienes «pusieron los muertos y las heridas en el cuerpo y en el alma», pues «en estos tiempos difíciles son los mejores ejemplos de vida que puede haber».