Su origen son granjas de cría en cautividad existentes para el comercio peletero de las que escaparon. Su enorme capacidad de adaptación les ha llevado a colonizar gran parte del norte de la península. En Extremadura hay trampas de huellas en distintas zonas de la región para detectar su presencia. Se ha hecho un seguimiento hasta el mes de diciembre y en marzo comenzará una nueva campaña de control.