Cómo en casa, en ningún sitio. La medida que el presidente extremeño, José Antonio Monago, de cerrar la residencia oficial para el jefe del Gobierno regional de turno, ubicada en la Avenida José Fernández López de Mérida, no es ninguna novedad en España, donde únicamente los presidentes de Galicia, Castilla y León, y Asturias viven en sus respectivos edificios oficiales; los demás lo hacen en sus casas particulares, como Monago en Badajoz.

Pese a que la mayoría de presidentes autonómicos tienen la posibilidad de ocupar las residencias oficiales, no lo hacen. Actualmente solo tres jefes de gobierno regionales usan de forma habitual una residencia oficial: Alberto Núñez Feijóo en Galicia, Juan Vicente Herrera en Castilla y León y Francisco Alvarez-Cascos en Asturias. Feijóo tiene una casa particular en Vigo, pero se aloja en la residencia oficial del Palacio de Monte Pío, en Santiago de Compostela. El presidente castellanoleonés tiene su vivienda en Burgos, pero se aloja en la casa oficial habilitada para el presidente de la Junta, en la calle Acera de Recoletos de Valladolid. Por su parte, Cascos reside en una zona del palacio de Oviedo en el que tiene su sede el Gobierno del Principado.

Hay dos casos, el del presidente canario, Paulino Rivero; y el del lehendakari Patxi López, que utilizan las residencias oficiales de forma ocasional. El primero de ellos vive en su domicilio de Tenerife, pero utiliza en ocasiones la vivienda oficial de Las Palmas cuando se desplaza a Gran Canaria; mientras que López ocupa de manera esporádica la residencia del palacio de Ajuria Enea ubicada en Vitoria.

El resto viven en sus casas particulares. El presidente catalán, Artur Mas, reside en su casa de Barcelona y no en el edificio oficial de la Casa de los Canónigos. El dirigente andaluz, José Antonio Griñán, vive en su casa de Mairena de Aljarafe (localidad muy cercana a Sevilla) y no en el Palacio de San Telmo; y la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, reside en su casa-palacete de la calle Jesús del Valle en Madrid.

Hay otros casos en los que simplemente no existe residencia oficial en sus comunidades autónomas, como es el del presidente valenciano, Alberto Fabra, que se desplaza a diario desde Castellón y pernocta en un hotel de Valencia cuando tiene que quedarse en la capital del Turia.