Unos 125.000 trabajadores extremeños han vuelto entre ayer y hoy a sus puestos en las distintas ramas industriales y en la construcción, sector que ayer celebró día festivo de convenio y hoy retoma su actividad. De la misma forma que existe un convencimiento mayoritario de que este paso tenía que darse para no hundir más el buque de la economía tras la parada obligatoria del 30 de marzo, del mismo modo existe la certeza de que los trabajadores no están regresando a sus puestos con toda la protección necesaria. Los empresarios aseguran que tratan de proveer a los empleados, y los sindicatos afirman que no les temblará el pulso si tienen que tomar medidas, y además plantean jornadas continuadas.

No es una vuelta a la normalidad, ni mucho menos. Hay buenas noticias: los ayuntamientos y la Junta de Extremadura reactivan ya la ansiada obra pública. Pero también hay malas: el Gobierno suspendió el domingo las reformas en los edificios donde viven inquilinos, un lastre que afecta a muchas pequeñas empresas, mayoritarias en el sector extremeño de la construcción. Y sobre todo, hay una incógnita: ¿Cuántos días se prolongará el reparto de las 238.000 mascarillas que el Gobierno distribuyó ayer en los transportes y polígonos de la región? Porque esas mascarillas solo sirven para unas horas.

Ante la duda, los negocios buscan soluciones. Las empresas de mayor envergadura se han organizado mejor. Por ejemplo, la promotora y constructora Progemisa, perteneciente a un grupo nacional (Pryconsa), se ha dotado de un protocolo muy exigente que regula hasta la limpieza de las botas de los empleados. Hoy retoma la construcción de 100 viviendas en el Rodeo cacereño con todos los medios de seguridad.

LAS PYMES, MÁS PROBLEMAS

Pero los pequeños talleres no saben dónde adquirir estos recursos, que escasean incluso para los médicos que están en primera fila frente al Covid-19. «Nosotros utilizamos mascarillas para pintar y cuando vimos venir la pandemia compramos más unidades, pero se agotaron. Son FFP2 y tiraremos un tiempo, luego a ver dónde las encontramos», explicaba ayer Pedro Barrantes, titular de un negocio de carpintería en Las Capellanías.

Sus cinco empleados han establecido distintos turnos de vestuarios y trabajan separados varios metros.En su nave pueden hacerlo... al menos hasta que se acaben los encargos, porque al no permitirse la entrada a los clientes dependen del trabajo que les llegue de las grandes obras. En éstas también tratarán de tirar adelante porque saben que la economía debe reactivarse. «El regreso es necesario, siempre y cuando se cumplan las medidas de seguridad. Pero tenemos el problema de la escasez de equipos de protección», señala Joaquín Sánchez, secretario general de la Federación de Empresas de la Construcción de Cáceres (Fecons).

PEDIDO PARA OBRAS

Este colectivo ha facilitado a todos sus miembros la posibilidad de abastecerse de material de seguridad a través de una firma. La remesa se espera para esta semana. Pero no es fácil y existen otras complicaciones, «sobre todo la imposibilidad de reanudar las reformas en los inmuebles donde hay vecinos, las limitaciones en los desplazamientos de los trabajadores, los problemas de alojamiento y comida, y la escasez de suministro de algunos materiales», lamentan desde Fecons.

La Fundación Laboral de la Construcción de Extremadura, que reúne a patronal y sindicatos, recuerda que el número de empresas del sector en la región asciende a 2.918, con unos 25.000 trabajadores y en torno a 3.100 obras. Estos días informa de las distintas normativas de seguridad frente al Covid-19. Su gerente, Pedro Pérez Francés, pone el acento en esa mayoría de microempresas extremeñas bloqueadas por la imposibilidad de realizar reformas donde hay vecinos. «Esperamos que puedan resistir y comenzar en cuanto acabe el confinamiento».

También subraya la «dificultad» de encontrar equipos de protección y la «complejidad» para adquirir ciertos materiales de trabajo en el mercado «debido a las roturas en la cadena de suministros». Por tanto, «la reactivación de la construcción va a ser lenta pero progresiva» opina.

¿Y DESPUÉS?

El sector también alberga ciertos recelos frente a los meses que vienen tras el confinamiento: «Puede haber una caída de la demanda por las consecuencias económicas del coronavirus, y en Extremadura ya no podemos bajar más los precios», sostiene Pedro Pérez Francés.

Por su parte, la Federación Regional de la Pequeña y Mediana Empresa de Construcción y Afines de Extremadura (PYMECON), ve conveniente la vuelta al trabajo «siempre y cuando» se puedan garantizar la salud y la seguridad de los trabajadores. De hecho aconseja no hacerlo si no es posible. Ante la «dificultad» de encontrar mascarillas, PYMECON ha organizado un reparto masivo de unidades facilitadas por voluntarios entre los negocios del ramo. Su gerente, José Luis Iglesias, afirma que «la incidencia del parón en las cuentas de pymes y autónomos está siendo muy perniciosa», por eso respalda el final del periodo de permiso retribuido, pero con cautela.

La misma que pide la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex) para todas las actividades de la industria y la construcción que se han reanudado. Valora este regreso como «positivo» para la economía y el empleo, pero insta a que se tomen «todas las medidas de prevención y protección para evitar contagios, porque lo fundamental era y es la salud de las personas», destaca el secretario general de la Creex, Javier Peinado. Según revela, el levantamiento parcial de las restricciones «se ve con cierto optimismo desde el sector empresarial».

Peinado ha incidido en que es el Gobierno de España el que tiene «más datos» para valorar la situación, por lo que «si ha decretado que se pueden retomar algunos trabajos con condiciones, porque esto dista mucho de ser una actividad normal, bienvenido sea». «Mientras más tiempo estemos parados --agrega--, más costará arrancar, y más riesgo se corre en la salud de las empresas y, por ende, en el empleo».

No obstante, también lamenta la «nocturnidad» con la que se ha vuelto a imponer de la noche a la mañana un criterio como la prohibición de obras en edificios donde haya inquilinos, con criterios sujetos a interpretación, justo lo que menos ayuda en estas situaciones. «Veremos cómo las interpreta la autoridad», indica.

En cuanto a los sindicatos, Miguel Talavera, secretario general de UGT FICA en Extremadura, valora el acuerdo alcanzado a nivel nacional mediante una guía elaborada junto a la patronal para velar por la seguridad de los empleados ante el coronavirus, «pero lo veo complicado, entiendo que es difícil aplicar una seguridad completa a un sector como la construcción, por los desplazamientos hasta el lugar de trabajo desde otras localidades, que ahora son más gravosos, y por el tipo de trabajo en las obras», señala.

MEJOR, JORNADAS INTENSIVAS

Por ello, «sin dudar de la buena voluntad de las empresas», UGT afirma que estará «muy pendiente» de que esas medidas se cumplan. «Es más, planteamos la posibilidad de estudiar jornadas intensivas para que los empleados estén el menor tiempo posible en las obras. Muchos se quedan a comer juntos y de ese modo se minimizarían los riesgos», indica.

Desde Comisiones Obreras, Alberto Franco, secretario de Acción Sindical, Salud Laboral y Negociación Colectiva en Extremadura, advierte que la reactivación de la economía puede ser necesaria, pero con seguridad. «Ayer ya se pudo comprobar que algunos centros de trabajo carecen de equipos de protección individual. Recordamos que las empresas están obligadas por ley a proteger a su personal y lo vamos a exigir».

«NO PODEMOS VOLVER ATRÁS»

El representantes de CCOO explica que existe «mucho temor por la construcción, que reabre hoy y que no siempre puede garantizar las distancias entre empleados. Por ello, si las medidas de seguridad no se cumplen, «pondremos en manos de la Inspección de Trabajo a todas las empresas que no tengan garantías de prevención. No podemos volver atrás. La salud es lo primero», concluye.