Seis meses y un día. Suena a condena, y quizá lo sea. Es el tiempo exacto que Fernando Alonso ha empleado en volver al podio. Esa penitencia le apartó del título en el 2010 y ha hipotecado su arranque este año. Pero desde la altura del cajón de Estambul, saboreando el champán, todo se ve diferente, incluso el tercer triunfo de Sebastian Vettel en cuatro carreras, 93 puntos de 100 posibles, una barbaridad. "Tenemos que igualar ese récord, ya lo logramos en un tramo de la temporada pasada. En Barcelona comienza otro Mundial", asegura el bicampeón del mundo.

Y puede que tenga razón. "No podemos fiarnos. Ya vimos el año pasado que Alonso viene y va, hay que tenerle siempre en cuenta", reflexiona Vettel. Quizá sea su única preocupación, una vez que su compañero, Mark Webber, se ha sometido al ritmo del alemán y a la disciplina del equipo. La encarnizada lucha entre ambos les restó no pocos puntos en el 2010. "Seb está en el cenit de su rendimiento, muy cerca de la perfección, y eso no es una buena noticia para el resto íse lamenta el australianoí, pero depende de nosotros presionarle para inducirle a cometer errores". No ocurrió en Turquía. Nadie le presionó. Arrancó en la pole y se fue. "Habría sido diferente si Rosberg no se hubiera metido por medio", lamenta Webber. Pero el alemán adelantó al australiano en la arrancada y ambos batallaron por la segunda plaza: el mejor escenario para que Vettel pilotara tranquilo.

VICTORIA COMODA El alemán fue, junto a los dos Hispania --Karthikeyan y Liuzzi acabaron a tres y cinco vueltas--, el único que no adelantó a nadie. Y resultó difícil con 75 paradas en boxes y 71 adelantamientos (27 el año pasado). "Quizá pude sacar más diferencia, pero me dediqué a controlar la carrera", reveló al final. Fueron ocho segundos sobre Webber y 10 sobre Alonso. Ellos sí lucharon y mucho. Rosberg se quedó pronto fuera de esa pelea por el podio. El Mercedes --como Renault-- saca mucho partido al alerón móvil y eso les da ventaja en la calificación, donde se puede utilizar toda la vuelta. Pero en carrera está limitado a 800 metros de la contrarrecta y solo si hay un coche a menos de un segundo. Con mucha degradación en sus ruedas, fue adelantado por Webber y Alonso antes de la primera parada.

Hasta allí llegó Alonso tras una mala salida. "Volví a patinar mucho, me salvó salir por la parte limpia, pero me adelantó Button", confesó el asturiano. El embrague es el problema. Ferrari probó otro en los libres, pero no era fiable. Lo mejorará para Barcelona, pero optó por usar el viejo en carrera. Y volvió a fallar.

Esta vez Alonso pudo adelantar de nuevo a Button en la segunda curva, y se aprovechó de un error de Lewis Hamilton para pasar también a su peor enemigo. Comenzó entonces su pelea con Webber, sabiendo ya que los diez primeros deberían ir a cuatro paradas ante la gran degradación de las ruedas. Adelantó a Webber aún con gomas blandas en el tercer relevo, pero el australiano le devolvió la jugada a seis vueltas de final, con neumáticos duros, nuevos para Webber. "Los míos estaban usados de la crono, es lo que tiene llevar un coche más lento", lamentó Alonso.

SOLO TRES DELANTE Los dos Red Bull calcaron la estrategia. Webber para protegerse de Alonso y Vettel para cubrirse de Webber. A un mundo de los tres (30 segundos), Button y Hamilton vivieron una lucha fratricida, se adelantaron una y otra vez, aunque, a diferencia de Heidfeld y Petrov (Renault), sin tocarse. Buemi y Kobayashi completaron el top ten, por delante de Felipe Massa --lastrado por su 10 plaza la parrilla y dos cambios de ruedas desastrosos-- y Michael Schumacher, metido en todas las guerras y que volvió a fallar.