Catherine Masters, una anciana de 109 años que vive en una residencia de Stanford in the Vale (Inglaterra), no podía dar crédito a sus ojos: ante ella estaba el príncipe Guillermo, que había acudido a disculparse porque Isabel II le enviaba desde hacía cinco años la felicitación de cumpleaños con el mismo vestido amarillo. Masters (en la foto, con el príncipe) le había enviado una carta quejándose. "Le apreté la mano para comprobar que era cierto", dijo la anciana, que además ha sido invitada a tomar el té en Buckingham el 7 de julio.