Lo que hay entre la actriz Aitana Sánchez Gijón y el escritor Mario Vargas Llosa solo se puede definir como química. Profesional y personal. Hablan con pasión el uno del otro. Se miran con admiración. Y se dedican bellos piropos. "Estoy agradecida a la vida por haberme puesto en el camino de Vargas Llosa", confesó ayer la actriz. El veterano novelista peruano, consciente de que había que estar a la altura de las circunstancias, aseguró que Sánchez Gijón es "generosa y colaboradora" como ella sola. El, con 70 años, y ella, con 38, se han consolidado como pareja de hecho profesional. Teatral, para ser exactos.

Tras dos experiencias en las tablas, la pareja volverá a subirse a un escenario para interpretar una adaptación de Las Mil y una noches. El texto correrá a cargo de Vargas Llosa y ambos estarán dirigidos, en una nueva ocasión, por Joan Ollé. De momento, se trata solamente de un proyecto, pero ambos se mostraron convencidos de que será una experiencia "tan hermosa" como las otras dos anteriores.

Vargas Llosa y Sánchez Gijón se unieron por primera vez encima de un escenario el año pasado. Entonces, protagonizaron una especie de cuentacuentos titulado La verdad de las mentiras. Cuando tenía en la mente el proyecto, al autor de Travesuras de la niña mala el primer nombre que se le vino a la cabeza fue el de su admirada Aitana Sánchez Gijón, a la que había escuchado hablar de literatura "con mucha solvencia". La obra salió adelante y surgió la llama.

"CONVIVENCIA INTENSA" El pasado verano, Vargas Llosa adaptó el poema de La Odisea y parió Odiseo y Penélope, un texto que interpretó en Mérida junto a Sánchez Gijón. Ayer, ambos presentaron en Madrid el libro que recoge su actuación (editado por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores) y recordaron sus mejores momentos juntos. "Estuvimos ensayando durante 15 días y bajo un calor insoportable. Fue una convivencia intensa en la que descubrí a un Mario lúdico y muy valiente", admitió la protagonista de Animales heridos.

Cuando llegó el día del estreno, ambos temblaban de miedo. "¿Pero tú te sigues poniendo nerviosa?", le dijo el escritor a su compañera de reparto. "Yo me muero cada vez que tengo que salir. Me quiero ir corriendo a casa", le contestó con humildad Sánchez Gijón. Sin escrúpulos y con muchas risas, la actriz añadió que se quedó con la mente en blanco y que Vargas Llosa la ayudó a salir adelante con un simple movimiento de ojos y su "talento innato".

Desde entonces, Vargas Llosa no se ha quitado de encima el pánico escénico. "Ese terror no se me va a quitar nunca. Nunca sentí tanto miedo --recordó el escritor-- como la primera vez que salí a escena". Ni siquiera cuando se tiró a la piscina de la política en su país. Eso sí, el escritor añadió que tampoco nunca ha sentido "una excitación y una ilusión" semejante. Deben ser cosas del directo.