Letizia sonrió ayer. Por fin. La princesa de Asturias lució su mejor sonrisa para presentar en sociedad a su segunda hija, Sofía de Borbón Ortiz. La recién nacida, de tez más morena que su hermana, permaneció dormida y tranquila durante toda la sesión fotográfica. Su madre fue incapaz de sacarle parecido con ningún miembro de la familia, a pesar de que el príncipe Felipe aseguró, nada más nacer, que se parecía mucho a la infanta Leonor. "No sé, no sé. Yo no veo ningún parecido", contestó ayer Letizia ante la tópica pregunta de las semejanzas físicas.

Nadie pudo ver los ojos del bebé, que estaba envuelto en una toquilla, pero la Princesa aseguró que los tiene como todos los niños pequeños, de un color "indefinido" entre el gris y el azul oscuro.

Desde el pasado mes de febrero, cuando su hermana Erika falleció de forma trágica, Letizia había perdido la sonrisa. Aunque el dolor la acompañará el resto de su vida, el nacimiento de su segunda hija ha provocado que la Princesa vuelva a mostrar felicidad. Cinco días después de ingresar en la clínica Ruber Internacional, Letizia compareció ayer por la tarde ante los medios de comunicación para dejar constancia de su inmensa alegría. No lo hizo sola, sino rodeada de su marido, sus dos hijas y bajo un sol radiante. "Queremos ser los mejores padres para ellas", manifestó Felipe.

Por razones obvias, la protagonista de la jornada debía haber sido la pequeña Sofía, pero su hermana le robó casi todos los flases. Nada más llegar cogida en brazos de su padre, lo primero que hizo Leonor fue juguetear con los micrófonos colocados a las puertas del centro hospitalario. Felipe, ante la insistencia de la niña, quitó la almohadilla a los micrófonos y se la dio. Más tarde, obediente a la petición de su madre, volvió a colocarlos en su sitio.

El largo centenar de personas que se acercaron a la clínica y soportaron un sol de justicia para ver de cerca a la familia de los Príncipes se volvieron literalmente locas de alegría cuando la infanta Leonor chapurreó algo ante los micrófonos. Acto seguido, la primera hija de Felipe y Letizia --peinada con dos horquillas rosas, a juego con su vestido de flores-- se acercó a su hermana pequeña y le dio un amago de beso. "Dice que su hermana es chiquitina", comentó la Princesa sosteniendo en sus brazos al bebé.

Durante los pocos minutos que duró la comparecencia, Leonor intentó escapar de los brazos de su padre para corretear primero hacia el público y acto seguido hacia los periodistas. No es extraño que se sintiera atraída por las cámaras ya que todo el mundo la llamaba y le reía las gracias. Especialmente, cuando saludó con la mano con estilo monárquico.

Letizia explicó que se encuentra "muy bien" físicamente y que retomará su agenda de actos oficiales cuando la lactancia materna se lo permita, al igual que hizo tras el nacimiento de Leonor. Por su parte, Felipe explicó que él ya había trabajado por la mañana (asistió a un acto en la Universidad de Alcalá de Henares) y se rió cuando una periodista le preguntó si tenía pensado cogerse el permiso de paternidad de 15 días que permite la nueva ley de igualdad entre hombres y mujeres. "Iremos compaginando, como todo el mundo", explicó. "Cada uno --añadió-- concilia su vida personal y laboral como puede".

Otra de las preguntas inevitables fue la de si tienen pensado ir a por el niño. "¿Habrá un Pelayo?", inquirió un reportero. "Ya veremos", se limitó a contestar Letizia con una amplia sonrisa.

Los príncipes de Asturias no explicaron cuándo será el bautizo de su nueva hija ni quiénes serán sus padrinos.

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