El duelo entre Woody Allen y la compañía de ropa American Apparel se anticipaba como uno de los juicios del año. Pero el cineasta y la firma llegaron a un acuerdo extrajudicial in extremis por el que el neoyorquino recibirá 3,7 millones de euros (la mitad de lo que reclamaba) por haber visto usada sin permiso su imagen en unos anuncios; en concreto, una sacada de Annie Hall en la que aparece como un judío ultraortodoxo. Allen, que mostró su satisfacción al salir del tribunal y ya había triunfado al evitar que se aceptaran como testigos a su exesposa, Mia Farrow, y a su actual mujer, Soon-Yi Previn, había definido el anuncio como "infantil" y "de mal gusto". Dov Charney, controvertido fundador de American Apparel, que se ha visto ya envuelto en polémicas por realizar entrevistas de trabajo en ropa interior, mostró en un comunicado su "tristeza" por no defender ante un jurado que el uso de la imagen estaba protegido por la Constitución de EEUU.