El alcalde conservador de Londres, Boris Johnson, ha ordenado una investigación sobre alegaciones de racismo dentro de Scotland Yard. Johnson, acusado por el Gobierno laborista de haber forzado la pasada semana la dimisión del jefe del cuerpo, Ian Blair, ha asumido el control de la Metropolitan Police Authority, organismo que supervisa el comportamiento de la policía. Uno de sus miembros, Cindy Butts, agente femenino independiente y de color, estará a cargo de la investigación sobre la persistencia de "racismo institucional" en el cuerpo.

Las tensiones raciales se han exacerbado en Scotland Yard en los últimos tiempos. Los dos mandos policiales más prominentes, pertenecientes a minorías étnicas, se hallan suspendidos de servicio. El subcomisario, Tarique Ghaffur, musulmán nacido en Uganda de padres paquistanís, fue apartado de sus tareas por las declaraciones realizadas contra Blair, después de denunciar a Scotland Yard por discriminación en un tribunal laboral en el que pide una compensación de 1,5 millones de euros. Por su parte, Ali Dizaei, musulmán también, nacido en Irán y presidente de la Asociación Nacional de la Policía Negra, fue suspendido por segunda vez en septiembre y se enfrenta a tres investigaciones por fabricación de pruebas falsas y uso indebido de una tarjeta de crédito. Los líderes de la asociación, que representa a más de 10.000 agentes negros, han lanzado un boicot al reclutamiento de aspirantes de minorías étnicas.

NI MAL NI IRRACIONAL Por si Scotland Yard no tuviera ya suficientes dolores de cabeza, la jefa de la policía a cargo de la operación en la que murió Jean-Charles de Menezes negó ayer que los agentes a su mando actuaran equivocadamente. "Si me pregunta si hicimos algo mal o irracional, entonces le diré que no lo creo", señaló Cressida Dick en la investigación pública que se celebra en Londres.