A sus 51 años recién cumplidos, Christian Wulff se ha convertido en el décimo presidente de la República Federal de Alemania y en el más joven de su historia, una etiqueta que parece haber compensado sus ansias de otro tipo de poder. Miembro de la CDU desde 1975 y primer ministro de Baja Sajonia desde el 2003, Wulff se caracteriza por su capacidad como estratega y su ambición, y ha sido considerado durante años "canciller de reserva" de la CDU.

El jurista nacido en Osnabrück se alineó pronto en lo que en la CDU se conoce como Pacto Andino, el grupo de barones de la democracia cristiana que, a finales de los 70, decidió hacerse con el poder dentro del partido, y del que apenas queda nada. Al grupo han pertenecido el hasta ahora número dos de la CDU Roland Koch, que anunció su dimisión el mes pasado, o el exministro de Defensa Franz-Josef Jung, obligado a dimitir tras el escándalo del bombardeo sobre dos camiones cisterna en Afganistán.

Aunque choca que Wulff haya querido un puesto de gran poder representativo pero escaso ejecutivo, y más cuando su gran rival --la cancillera Angela Merkel-- muestra debilidad tras años imbatible. Wulff es el segundo presidente católico de la RFA.