El presidente de Siria, Bashar al Assad, ha subrayado este lunes que su país no necesita el permiso de ningún otro estado para hacer frente a sus problemas a nivel de política interior, al tiempo que ha rechazado que la situación que atraviesa el país sea comparable con la que vivieron en 2011 países como Túnez, Egipto, Libia o Yemen.

"Esto son batallas de voluntades, principalmente, en la que el objetivo de los terroristas es destruir el país", ha dicho durante una entrevista concedida a la agencia iraní de noticias 'online' Nasim Online y recogida por medios iraníes y libaneses.

"Lo que estamos atravesando es una batalla regional e internacional, por lo que decir que los enfrentamientos acabarán en semanas no es lógico", ha agregado. "Saldremos victoriosos a pesar de las complicaciones de estas tácticas y batallas estratégicas", ha manifestado.

Reincidiendo en el papel de algunos de los países de la región en el conflicto, Al Assad ha apuntado a Turquía como "responsable directo" del derramamiento de sangre en el país. Pese a ello, ha resaltado que la población turca "ha podido resistir a las campañas financieras y mediáticas que intentaron dividir sus puntos de vista".

"Estamos intentando construir y preservar las relaciones con los pueblos, y no con los gobiernos, ya que éstos no permanecen en el poder para siempre", ha argumentado.

Asimismo, ha puntualizado que "algunos países apoyan a Siria pero no son capaces de controlar el flujo de armas y logística que llega a manos de los terroristas", si bien no ha especificado cuáles son esos países que respaldan a Damasco.

"Hay una particularidad en las batallas en (la localidad de) Homs, ya que los combatientes reciben armas constantemente", ha dicho, antes de apuntar a la proximidad de la frontera con Líbano como uno de los principales factores de esta situación.

Por último, ha destacado que "la presencia de fuerzas sirias en las ciudades tiene como objetivo proteger a los ciudadanos y a la nación", al tiempo que ha apuntado que "el Ejército está salvando al país de planes internos y externos". "Su papel conforma la ideología y la política de resistencia que hemos adoptado desde hace mucho tiempo", ha remachado.

Naciones Unidas calcula que desde marzo de 2011, cuando comenzó el levantamiento popular contra el Gobierno, unas 60.000 personas han muerto a causa de los combates entre las fuerzas gubernamentales y rebeldes en Siria.