La crisis Siria parece que llega a una nueva etapa de tensión. Un desenlace a la actual situación parece inminente y todo apunta a una intervención militar. A primera hora de este martes las amenazas se catalizaron a través de una información obtenida por la cadena NBC en fuentes de la Casa Blanca. Todo apunta a que los primeros ataques con misiles en Siria, liderados por Estados Unidos, podrían comenzar "tan pronto como el jueves". Las acciones militares se ejecutarían durante un periodo limitado de tres días, y serían un mensaje de advertencia para el presidente sirio, Bashar el Asad, después de las denuncias de ataques con armas químicas la semana pasada.

A ese primer submarino informativo siguió la posición oficial: el presidente de EEUU, Barack Obama, no ha decidido la opción militar contra el régimen sirio, aunque considera que "debe haber una respuesta adecuada" que anunciará después de hablar con sus aliados. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que Obama tiene "muy pocas dudas" y que "la lógica dicta" que el Gobierno de Bachar al Asad es el responsable del ataque del pasado 21 de agosto y que causó más de 1.300 muertos, lo que el Gobierno sirio niega.

Carney confirmó parcialmente las informaciones difundidas durante la jornada al apuntar que "debe haber una respuesta" a la "violación de las normas internacionales". El ataque del régimen sirio, según los datos de los servicios de inteligencia estadounidenses, puede haber sido el mayor desde que en 1988 el entonces dictador iraquí, Sadam Husein, gaseara a miembros de la minoría kurda en el norte del país. De aquello surgió una larga guerra internacional.

Desafío

El ministro sirio de Exteriores, Walid al Mualem, por su parte, desafió a la comunidad internacional a demostrar que su ejército ha utilizado armas químicas contra la población, y aseguró que, ante los "tambores de guerra", Siria está preparada para defenderse de un ataque.

Por el momento, la Casa Blanca descarta que se desplieguen "tropas sobre el terreno", mientras que medios estadounidenses como 'The Washington Post' y 'The New York Times' consideran que la respuesta de Washington implicaría el uso de bombardeos selectivos desde el aire o destructores y submarinos desde el Mediterráneo. La base aliada de Malta ha sido tomada como centro de operaciones.

La intervención militar, que podría contar con el paraguas de la OTAN pero no pasaría por el filtro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por la oposición de Rusia y China, se prolongaría dos o tres días con bombardeos selectivos no solo limitados a instalaciones del programa de armamento químico sirio, según los diarios.

Matizaciones

Carney matizó que la respuesta que prepara EEUU con sus aliados no está motivada, ni se prolongará, para lograr un cambio de régimen, sino que estará limitada a imponer un castigo por el uso de armamento químico, prohibido por la Convención de Ginebra. La declaración es un aviso a navegantes y dejar claro que ni por asomo a Obama se le ocurriría una invasión con tropas. Washington no quiere implicarse demasiado en el conflicto civil sirio, que ha causado más de 100.000 muertos en casi año y medio de hostilidades entre la fragmentada oposición, que incluye a grupos vinculados con Al Qaeda, y el régimen de Al Asad, respaldado por Irán y la milicia chií Hizbulá, entre otros.

The Washington Post ya señalaba este martes por la mañana que la opción del ataque serviría para castigar al régimen de Bashar al Asad pero al mismo tiempo evitaría a EEUU una implicación mayor en el conflicto civil que vive el país.

Obama ha iniciado ya consultas con los líderes de la comunidad internacional. Ha hablado con el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, sobre las posibles respuestas.

Preparativos en Londres

También el Reino Unido se está preparando para una posible acción en Siria. El Parlamento británico decidirá este jueves la respuesta de Londres a los supuestos ataques con armas químicas en Siria, en una convocatoria urgente que podría derivar en una intervención militar "proporcionada". La dimensión adquirida por el conflicto sirio ha llevado a David Cameron a solicitar este martes la convocatoria del Parlamento, interrumpir sus vacaciones estivales y ceder a las presiones de diputados conservadores y laboristas, que exigían ser consultados sobre la respuesta británica al conflicto.

Desde el Ejecutivo británico se ha hecho hincapié en que se busca "una respuesta proporcionada" al supuesto ataque con armas químicas y que "se ajustará a la legislación internacional". Pese a estos preparativos, Downing Street ha recalcado que "no se ha adoptado ninguna decisión todavía".

El anuncio de Cameron ha llegado después de que un portavoz oficial de su Gobierno revelara este martes que el Reino Unido tiene un plan "de contingencia" para una posible intervención militar en ese país. La decisión de Londres podría llegar incluso antes de que se conozcan los resultados de las inspecciones en el terreno de una misión de la ONU que valora si se produjo tal ataque químico, que según los rebeldes causó 1.300 muertes.

El titular de Exteriores del Reino Unido, William Hague, admitió este lunes que es posible abogar por una intervención militar como respuesta a la crisis aún sin tener un apoyo pleno por parte de las Naciones Unidas, una posibilidad que Rusia considera que supondría una violación de la legislación internacional.

Por su parte, el exprimer ministro británico Tony Blair se ha mostrado partidario de una intervención militar contra el régimen Asad, en un artículo publicado este martes en "The Times". Blair considera que "ha llegado el momento de tomar partido" ante el empeoramiento del conflicto en Siria y ha advertido de que, de no adoptarse ninguna medida ante este conflicto, el país quedará "atrapado en una carnicería" y pasará a ser "caldo de cultivo para el extremismo".

Opciones de riesgo

Según los analistas, las opciones de Washington, que recibe presiones para actuar en Siria, son limitadas y cada una conlleva riesgos. Para Leslie H. Gelb, presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, en inglés), la Administración Obama se aproxima a la inevitable "hora de la verdad" para frenar la violencia en Siria.

La opción militar "tiene poco apoyo en su Administración y entre los estadounidenses en general" --según una encuesta de The Washington Post entre sus lectores un 64% está en contra de intervenir en Siria-- , pero Obama debe hacer frente a tres cuestiones: la crisis en Siria ha puesto en riesgo la credibilidad de Estados Unidos; Washington tendrá que tomar una acción militar directa, aunque limitada, y Obama necesitará combinar el uso de la fuerza con "iniciativas diplomáticas", según Gelb.

Por su parte, Michael Doran, de la Institución Brookings, considera que Estados Unidos debe elaborar un plan a largo plazo para sacar del poder al presidente sirio, Bashar al Asad, "como parte de un cambio de régimen" en Siria.

Cautela tras Irak y Afganistán

Desde el Congreso, varios líderes republicanos ya advirtieron de que cualquier decisión de la Administración Obama respecto a Siria debe contar con la venia del Legislativo. El presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, el republicano Howard "Buck" McKeon, afirmó que el uso de armas químicas contra civiles es "inaceptable" y que "no se debe permitir que ningún régimen haga eso con impunidad". "Ahora que la credibilidad de Estados Unidos está en juego, el presidente debe actuar de forma decisiva", ha añadido.

La cautela de Estados Unidos en este conflicto es comprensible si se tiene en cuenta el hartazgo de los estadounidenses con las costosas guerras en Irak y Afganistán, y que la invasión de Irak se basó en parte en informes erróneos del servicio de inteligencia de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva.