La televisión iraquí lleva semanas emitiendo casi a diario espacios en los que varios insurgentes detenidos confiesan ante las cámaras diversos delitos, entre ellos violaciones sexuales, asesinatos y secuestros. El programa, de gran impacto entre la audiencia, está ahora bajo sospecha. El Ministerio de Derechos Humanos iraquí ha tenido que abrir una investigación ante las denuncias de posibles torturas cometidas a los presos antes de aparecer en pantalla.

Terrorismo en las garras de la justicia , es el nombre del programa, emitido por la cadena Iraqiya , creada por EEUU. En el programa, un hombre, al que no se le ve la cara, interroga durante varios minutos a varios detenidos. Los relatos son escalofriantes, llenos de crueles y escabrosos detalles, sobre violaciones, asesinatos de rehenes, secuestros y planificación y ejecución de atentados. Algunos de los detenidos aseguran haber actuado bajo las órdenes de activistas sirios.

La investigación se abrió al existir indicios de que los presos que aparecen en el espacio televisivo fueron sometidos a presiones psicológicas y abusos físicos para obligarles a declarar ante las cámaras. Algunos de los detenidos han aparecido en el programa con claros signos de haber sido golpeados, incluso con sangre en sus ropas.

ARMA PARA CONVENCER Para las autoridades iraquís y el Ejército estadounidense, el programa es un arma importante para concienciar a la población, alejarla de los grupos extremistas y animarla a denunciar a otros posibles insurgentes. Fuentes norteamericanas consideran que el espacio ha contribuido, junto al éxito de las elecciones del 30 de enero, a que hayan disminuido en un 20% los ataques rebeldes en los últimos dos meses.

El último se cometió ayer, cuando un suicida hizo estallar un tractor bomba muy cerca de la prisión de Abú Graib, en Bagdad. Cinco personas resultaron heridas, tres de ellas policías.