Tras unas primeras relaciones muy tensas entre los habitantes y dirigentes de Faluya y las fuerzas de EEUU, el bastión rebelde se convirtió en un enclave gobernado por un consejo de muyahidines, donde se impuso una interpretación puritana del Corán. Tras el fracaso de la ofensiva del pasado abril, EEUU formó una brigada de seguridad con exsoldados de Sadam Husein. Algunos de ellos se pasaron a las filas rebeldes.