Como era de esperar el primer ministro británico Tony Blair salió ayer airoso de su declaración en los juzgados de Londres en relación a la muerte del científico David Kelly. Este momento había sido considerado como uno de los más delicados de su mandato, pero el primer ministro supo afrontar la situación y al contrario que el resto de los miembros de su Gabinete que declararon anteriormente, asumió toda la responsabilidad del caso, eso sí, dejando muy claro que el Gobierno actuó correctamente en cada momento.

Blair calificó de "realmente serias y graves" las acusaciones de la BBC de que el Gobierno había manipulado el dosier con el que se pretendía justificar la guerra de Irak, y explicó que de ser verdad, él hubiera dimitido.

NEGACION ROTUNDA

Utilizando sus conocidas dotes de gran comunicador, el primer ministro empezó su declaración negando rotundamente la noticia del periodista de la BBC Andrew Gilligan, que en mayo informó de que el jefe de Comunicación del Gobierno, Alastair Campbell, manipuló el dosier sobre la guerra de Irak para hacerlo más "atractivo". En aquel momento comenzó una batalla feroz entre la cadena pública y el Gobierno británico, que desembocó en el suicidio del experto en armamento David Kelly y en la crisis más importante de los seis años de Gobierno laborista.

En sus dos horas y media de declaración, Blair aprovechó para volver a dejar claro que había motivos suficientes para atacar Irak, y en este sentido defendió sin cortapisas el contenido del informe que afirmaba que Sadam Husein tenía capacidad para atacar con armas de destrucción masiva en 45 minutos. El primer ministro reconoció que el Gobierno quería que el documento fuera lo más convincente posible, pero insistió en que había sido elaborado exclusivamente por los servicios secretos y que se había respetado siempre su criterio.

SUGERENCIAS DE CAMPBELL

Durante la investigación se han presentado varias pruebas que demuestran que Alastair Campbell hizo sugerencias sobre el contenido del informe. En este sentido, el primer ministro dijo que aunque él no puede ser consciente de cada comentario, era lógico que su jefe de comunicación diera consejos sobre lo que iba a ser un documento público.

Sin duda, uno de los momentos más difíciles del testimonio del primer ministro fue cuando tuvo que responder sobre su papel en la identificación de David Kelly como la fuente de la BBC y de sus trágicas consecuencias. Blair no dudó en asumir la responsabilidad última de la decisión adoptada, aunque aseguró haber pedido que se actuase con "discreción" pues no era seguro que el científico fuera la única fuente de la información.

Blair reconoció que este asunto le supuso un "dilema", ya que por un lado hubiera sido mejor no dar el nombre del científico, pero por otro, dijo, "no podíamos engañar a la gente". "No era una decisión fácil", reconoció, "pero actuamos según las reglas". Además, apuntó que era obvio que el nombre de Kelly iba a hacerse público inevitablemente.

La expectación ayer ante la declaración de Blair era enorme. Se trataba de la segunda vez que un primer ministro británico declaraba ante un juez en una investigación, después de que en 1994, John Major tuviera que explicar la venta ilegal de armas a Irak.

"MENTIROSO"

En la puerta de los juzgados Blair fue recibido, entre grandes medidas de seguridad, por un centenar de manifestantes que le abuchearon, gritaron en contra de la guerra y pidieron su dimisión llamándole "mentiroso". Además, hubo gente que hizo cola durante toda la noche para poder entrar en el edificio del juzgado y seguir en directo la histórica declaración del primer ministro.