Lamento por los muertos, pero no por la guerra. El exprimer ministro británico, Tony Blair, justificó ayer nuevamente la invasión de Irak, pero dijo "lamentar auténtica y profundamente las pérdidas de vidas", tanto civiles como militares.

Sus palabras, al termino de una intervención de cuatro horas, ante la comisión que analiza las circunstancias en que se llevó a cabo el derrocamiento de Sadam Husein, provocaron gritos de "¡Demasiado tarde!", lanzados por los familiares de los soldados muertos presentes en la sala.

La segunda comparecencia del exprimer ministro británico aportó pocas novedades. Occidente debe dejar de disculparse por la actuación en Irak, dijo Blair, al revelar que ocho meses antes del inicio de la guerra le comunicó al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que podía contar con el apoyo de los británicos.

NOTAS PRIVADAS Ese mensaje forma parte de las notas privadas que intercambiaron los dos mandatarios, cuya publicación no ha sido autorizada. "Lo que le dije fue claro y simple. Puedes contar con nosotros, vamos a estar contigo para resolver este asunto, pero va a haber dificultades". Blair aconsejó a Bush "la ruta de Naciones Unidas como el camino acertado".

El exprimer ministro reconoció haber desestimado, por considerarlo "provisional", un primer consejo del entonces fiscal general, lord Goldsmith, advirtiendo de que un ataque militar contra Irak podía ser ilegal sin el visto bueno de la ONU.

Menos nervioso que en su primera intervención hace un año, luciendo un color de piel veraniego y con algunas arrugas del rostro misteriosamente desaparecidas, Blair, actual enviado especial del Cuarteto para Oriente Próximo, reiteró que Occidente debe estar preparado contra la "amenaza en ciernes" que representa Irán para la seguridad del mundo.