El jefe de inspectores de armas de las Naciones Unidas, Hans Blix, acusó ayer a Irak de no aceptar el desarme, al presentar ante el Consejo de Seguridad su crucial evaluación de los primeros 60 días de inspecciones. El diplomático sueco arremetió contra el régimen de Sadam Husein por no mantener una cooperación más "estrecha" y describió en detalle las abundantes lagunas en la declaración armamentista efectuada en diciembre por Bagdad, pero no solicitó un plazo específico para continuar las inspecciones.

Como contraste, su colega Mohamed el Baradei, director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, pidió "unos pocos meses" para aportar "seguridades creíbles" de que Bagdad no posee armas nucleares, dado que, hasta ahora, "no se han encontrado pruebas de que Irak haya resucitado los programas de armas nucleares desde su eliminación, en los años noventa".

SIN SEGURIDAD

"Irak parece no haber llegado a la aceptación genuina del desarme que se le ha exigido, ni siquiera hoy", denunció Blix. Pese a ello, el jefe de los inspectores no pudo asegurar que Bagdad posea armas de destrucción masiva, como sostiene la Administración republicana de George Bush.

"No presumimos que haya armas prohibidas en Irak, pero tampoco asumimos lo contrario", matizó Blix, antes de hacer un recuento de los numerosos temas pendientes de aclarar por Bagdad, dado que las 12.000 páginas de su declaración de armas de diciembre reciclan, en gran parte, datos antiguos sobre armas químicas y biológicas.

En concreto, Blix denunció la falta de certeza sobre si Bagdad destruyó sus arsenales de gas nervioso VX, puesto que "hay indicios de que se usó para armas". Otro tanto pasa con 8.500 litros de ántrax, dado que Irak no ha aportado "pruebas convincentes" de haberlos destruido y hasta hay indicios de que puede tener más que las cantidades declaradas. Los inspectores tampoco saben dónde están 6.500 bombas cargadas con armas químicas y 550 obuses con gas mostaza.

Aunque Bagdad aseguró que animaría a sus científicos a entrevistarse con los inspectores de la ONU, tales encuentros no se han producido, denunció Blix, quien también acusó al régimen de Sadam de esconder miles de documentos en casa de uno de ellos. El diplomático recalcó que tres graves interrogantes pesan sobre Irak, para ahuyentar el espectro de la guerra: aclarar cuántas armas ilícitas ha conservado y no ha declarado de sus arsenales anteriores a la guerra del golfo Pérsico, en 1991, clarificar si, además, ha adquirido o producido otras, y cómo prevenir que pueda rearmarse en el futuro.

Estados Unidos se apresuró a emplear las críticas de Blix para asegurar que "Irak no está cooperando de forma inmediata e incondicional, y ahí está el problema", según recalcó su embajador ante la ONU, John Negroponte.

"En los próximos días el Consejo de Seguridad debe hacer frente a sus responsabilidades", añadió Negroponte, mientras en Departamento de Estado trabaja ya en el borrador de una segunda resolución, tras la 1441 de noviembre, que autorice el uso de la fuerza, informó la cadena de televisión norteamericana CNN.