Bolivia vota hoy con el corazón en la boca. Unos cuatro millones de personas decidirán si el presidente boliviano, Evo Morales, y ocho prefectos (gobernadores) siguen en sus cargos o se marchan a sus casas.

Las paredes de esta ciudad hablan de un país enfrentado, que vela algo más que las armas de la retórica. "Yo quiero que Evo siga, por el pueblo y la revolución", reza una leyenda pintada en un muro en el centro de La Paz. Pero alguien, a última hora, la ha corregido: "Ni cagando, hermano. Que el indio se vaya".

REGIONES DISCOLAS El referendo revocatorio es el árbol que no deja ver el bosque de un conflicto mayor entre el Movimiento al Socialismo (MAS, en el poder) y las regiones díscolas de la zona oriental del país. Estas rechazan la nueva Constitución por considerarla "totalitaria". La Carta Magna debe ratificarse en otra consulta, aún sin fecha.

La votación de hoy es, por eso, el preludio altisonante de la que es vista por muchos bolivianos como "la madre de las batallas". Morales necesita de una adhesión mucho mayor a su caudal histórico de votos (54%) porque, de lo contrario, aún ganando, puede perder. No podrá imponer su autoridad en las regiones dominadas por la centroderecha ni seguir con su Constitución. "El voto nos obligará a un reencuentro de autoridades, a la reconciliación", dijo ayer Morales, que expresó su deseo de que haya "una fiesta democrática". Pero su ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, se encargó al mismo tiempo de advertir que los sectores más radicales de la oposición buscarán, a través de grupos de choque, secuestrar y quemar urnas. Denunció también el intento de compra de votos para torcer un veredicto favorable a Morales.

El presidente de la Corte Nacional Electoral (CNE), José Luis Exeni, garantizó la transparencia del proceso, pese a la súbita renuncia del subdirector de la base de datos. Ante la inquietud deslizada por algunos observadores internacionales, Exeni subrayó que ha concluido el debate sobre la interpretación de los resultados del referendo. Un prefecto podrá ser revocado con el 50% más uno de los votos, y Morales, con el 53,7%.

HUELGA DE GOBERNADORES La consulta es precedida por una ola de protestas y una huelga de hambre de los prefectos de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija para exigir la restitución de la renta regional petrolera que el Gobierno destina a un bono de ayuda a ancianos. Los números del referendo permitirán inferir si el precipicio es la próxima estación de la crisis o se inicia el diálogo. "Ojalá que haya un empate de hecho: todos se verán obligados a negociar. Plantear que alguien debe vencer al otro es un grave error. La izquierda radical se equivoca. El presidente se ha inventado este conflicto. Si no se hubiera opuesto a las autonomías regionales, ya habría entrado en la historia como el mejor presidente de la era republicana". Quien declara esto a este diario es Filemón Escobar, nada menos que el sindicalista fundador del MAS y mentor de Morales, de quien se distanció en el año 2005.