Evo Morales ha aterrizado esta madrugada hora española en el aeropuerto de la ciudela de El Alto, aledaña a La Paz (Bolivia), después de 18 horas de viaje y 14 horas de escandalosa espera en Viena, donde tuvo que permanecer porque Francia, Italia, Portugal y España habían prohibido al avión presidencial atravesar el espacio aéreo. El presidente boliviano pudo regresar después de que España le diera permiso para sobrevolar y repostar en las Canarias. Cientos de personas han esperado al mandatario para expresarle su solidaridad y condenar lo que han considerado un intento de "secuestro imperial" promovido, según el Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), por Estados Unidos.

Morales ha descendido del avión al compás de una banda militar. "Ha sido una provocación contra presidente y el continente. Nunca nos van a intimidar ni asustar porque somos un pueblo con dignidad y soberanía", ha señalado nada más pisar suelo boliviano.

El presidente ha expresado su "enorme satisfacción por la enorme unidad del pueblo boliviano frente a intentos de amedrentamiento del imperio". "No estamos en tiempos de imperios ni colonias", ha añadido. En la tarde de este jueves, Morales recibirá en la ciudad boliviana de Cochabamba el respaldo de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur). El incidente ha abierto una nueva grieta en las complejas relaciones de la región con Estados Unidos, que se ha desvinculado de toda implicación con lo ocurrido en Europa.

Rumor infundado

El "secuestro", como lo han calificado en La Paz, se originó por un rumor: con Morales viajaba escondido Edward Snowden, el exagente de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), que se encuentra en Rusia y al que EEUU reclama por haber filtrado detalles de un programa de espiojane. Al final resultó que el rumor no tenía fundamento. Las autoridades austriacas comprobaron que el joven estadounidense no estaba en el avión boliviano.

Morales había acudido a la Cumbre de los Países Exportadores de Gas que tuvo lugar en Moscú. La sospecha de que volvía a su país con el excontratista dio lugar a una situación sin precedentes en la diplomacia. Bolivia denunció a los países involuctados ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) por la "violación de derechos fundamentales" del presidente.

"No soy un criminal", se quejó Morales en Viena. "Estados Unidos y casi todos los países de Europa tienen servicios de inteligencia y este señor (Snowden) no es una maleta que yo pueda meter en el avión y llevármelo", apuntó. Para el líder del Movimiento al Socialismo (MAS), en el poder desde 2006 y con aspiraciones a ser reelegido el año próximo, el desvío del avión ha sido "un pretexto para amedrentar, para intimidar, un pretexto para tratar de acallarnos en nuestra lucha contra las políticas económicas de saqueo (...), de dominación y de intervención".

Explicaciones de Europa

El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, subrayó que España "en ningún caso" impidió a Morales aterrizar en territorio español. Tampoco solicitó "registrar el avión", como sostiene Bolivia. "Lo importante es que Snowden no va en ese avión y, por tanto, todo este debate que se ha producido es un poco artificial", dijo por su parte desde Alemania el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, pidió disculpas a Bolivia por el "contratiempo" ocasionado. Fabius se comunicó por teléfono con su homólogo boliviano David Choquehuanca y le dijo que Francia autorizó de inmediato sobrevolar su espacio aéreo cuando se supo que viajaba Evo Morales.

Acto de desagravio en Cochabamba

Pero Unasur condenó enfáticamente el incidente. El organo regional expresó "su indignación y profundo rechazo por tales hechos que constituyen actos inamistosos e injustificables" y, además, "han puesto en serio riesgo la seguridad del jefe de Estado boliviano y la de su comitiva". Según el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, la cita de este jueves en Cochabamba servirá para "desagraviar" no solo a Morales, sino "a los 10 millones de bolivianos" que fueron "agredidos, insultados y maltratados".

El titular de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, consideró, por su parte, que "nada justifica una acción de tanto irrespeto". Los países involucrados, dijo, "deberán dar una explicación de las razones por las cuales tomaron esta decisión".

"Es un vestigio de colonialismo que creíamos superado. Una humillación a una nación hermana y también al continente", opinó la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner.

También ha hecho escuchar su voz la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. "El Gobierno brasileño expresa su indignación y repudio al constreñimiento impuesto al presidente Evo Morales por algunos países europeos, que impidieron en la víspera, el sobrevuelo del avión presidencial boliviano por su espacio aéreo, después de haber autorizado su tránsito".