La expansión de la democracia en Oriente Próximo centrará los mayores esfuerzos en política exterior durante el segundo mandato del presidente de EEUU, George Bush. Este fue el mensaje del discurso sobre el estado de la Unión que pronunció ante el Congreso en la madrugada de ayer (hora española). El mandatario estadounidense pidió a los congresistas 350 millones de dólares (269 millones de euros) para financiar las reformas de la Autoridad Palestina y resaltó el viaje que ayer emprendió a la zona la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

Bush puso como ejemplo de "la fuerza de la libertad" las recientes elecciones palestinas, y aseguró que ponen "al alcance de la mano" un acuerdo para hacer realidad la existencia de dos estados, el israelí y el palestino. Prueba de este compromiso son las reuniones que a partir del próximo lunes sostendrá Rice con el primer ministro israelí, Ariel Sharon, y con el presidente de la ANP, Abú Mazen.

SIN FECHA DE SALIDA DE IRAK También en el plano internacional, el dirigente reiteró que hará frente, por la vía diplomática, al peligro nuclear que supone Corea del Norte. Fueron Siria e Irán los que se llevaron los principales vapuleos. El primero, por seguir permitiendo que los "terroristas" usen su territorio y el del vecino Líbano para "destruir cualquier posibilidad de paz" en Oriente Próximo, y el segundo, por ser "el principal patrocinador del terrorismo".

Bush tuvo palabras más suaves para Arabia Saudí y Egipto, dos de sus principales aliados en la región, a los que animó a democratizarse para que contribuyan a la expansión de la libertad en Oriente Próximo. Como estaba previsto, el mandatario estadounidense se negó a trazar un "calendario artificial" de retirada de los 150.000 soldados desplegados en Irak. "Eso envalentonaría a los terroristas al hacerles creer que sólo tienen que esperar a que nos vayamos".

Los representantes demócratas rechazaron este punto de vista en su respuesta al discurso. "Nunca hemos escuchado un plan claro de este Gobierno para concluir nuestra presencia en Irak, y tampoco lo escuchamos esta noche", dijo Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.

Con todo, la alocución demostró que Bush mirará más hacia adentro que hacia afuera en los cuatro años de presidencia que le quedan: el presidente está decidido a sacar adelante la ambiciosa reforma de la Seguridad Social, a la que dedicó la mayor parte de los 53 minutos de su discurso. "Hoy, más de 45 millones de estadounidenses cobran pensiones y millones más rozan la edad de la jubilación", dijo, para ilustrar el problema. El sistema será insolvente en el 2042. Bush enumeró las propuestas de reforma que otros han presentado ya e invitó al Congreso a sumar fuerzas para "encontrar la combinación más efectiva".

En tono firme pero conciliador, Bush prometió "escuchar a cualquiera que tenga una buena idea". Pero su reforma de las pensiones pasa por privatizar en parte la Seguridad Social, permitiendo a los trabajadores de menos de 55 años invertir parte de sus cotizaciones en cuentas privadas y no en el fondo estatal.

OPOSICION DE LOS JUBILADOS "Eso es jugar a la ruleta", respondió el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid. Son muchos los republicanos que también miran con desconfianza la reforma de Bush, a la que se oponen tanto los demócratas como la influyente Asociación Americana de Jubilados.