La salida de las tropas estadounidenses de Irak parece cada vez más lejana. Ayer, el presidente de EEUU, George Bush, dio a entender que la retirada total no tendrá lugar en su mandato, que concluye en enero del 2009. "Será decidida por futuros presidentes y futuros gobiernos de Irak", explicó en una rueda de prensa convocada para intentar contrarrestar el profundo y creciente pesimismo de los estadounidenses ante la guerra.

El conflicto, que acaba de entrar en su cuarto año, sigue arrastrando a cotas cada vez más bajas el apoyo social a Bush. La semana pasada, un sondeo del semanario Newsweek cifraba este apoyo en sólo un 36%, 21 puntos menos que hace un año.

Sobre el terreno, las cosas no mejoran. En una acción armada espectacular, un centenar de rebeldes lograron ayer liberar a 33 presos de una comisaría de Muqdadiya, en la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad. El asaltó se cobró la vida de al menos 19 policías y 10 insurgentes.

Por otro lado, fuentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) han revelado que el ministro de Exteriores iraquí de Sadam Husein, Nayi Sabri, vendió información sobre el arsenal de su país a EEUU.