El Ejecutivo palestino encabezado por Mahmud Abbás sigue recibiendo muestras de apoyo. Una relevante por partida doble llegó ayer desde Washington, donde la crisis abierta desde el domingo en Gaza centró la reunión del presidente de EEUU, George Bush, y el primer ministro de Israel, Ehud Olmert. Antes de ese encuentro en el Despacho Oval, los dos mandatarios expresaron públicamente su firme apoyo al Gobierno de emergencia formado por Abbás, al que Bush definió como "presidente de todos los palestinos" y "una voz razonable entre los extremistas".

Pese a la anunciada búsqueda de una "estrategia común", la visión compartida de "intentar reforzar a los moderados en la región" y el deseo para la zona de "dos estados conviviendo en paz", Bush se resistió a confirmar si apoyaría conversaciones bilaterales entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

SIN SANCIONES El encuentro entre los dos líderes subrayó el impacto que ha tenido la crisis abierta por Hamás, algo que se había confirmado 24 horas antes, cuando la Administración de Bush --como también hizo la Unión Europea-- decidió levantar el embargo económico y político que había impuesto a las autoridades palestinas después de que Hamás triunfara en las elecciones parlamentarias democráticas de enero del 2006. Eliminando esas sanciones y con la expresión de apoyo realizada ayer, Bush intenta reforzar a Al Fatá. "Nuestra esperanza es que el presidente Abbás y el primer ministro Salam Fayad, que es un buen tipo, sean reforzados hasta el punto de poder liderar a los palestinos en una dirección diferente", dijo Bush.

Este apoyo a Abbás no se correspondió con un respaldo a la propuesta de negociaciones bilaterales entre Israel y la ANP, y Bush redirigió a Olmert las preguntas sobre esas conversaciones. Olmert plantea la negociación como posible solo si el Gobierno palestino "combate el terror de la forma más eficaz".